En lo general y por experiencia no creo en las encuestas, y menos una vez que se hacen públicas, porque todas son hechas por encargo de algún interés político o económico o las “cucharean” antes de divulgarlas, por lo que pretenden manipular la percepción de la sociedad.
Hace unos meses un interés político mando a hacer una encuesta sobre Aguakan y los niveles de inconformidad de los usuarios luego de 30 años de usufructuar la concesión del agua en Cancún. El resultado, está de más decirlo, fue desastroso para la empresa: más del 50 por ciento de los encuestados dijo no estar de acuerdo con el servicio y menos con los excesivos cobros que llegan en los recibos «de vez en cuando», por lo que, a decir de muchos, la gente ya está harta y va a cobrar justicia por su propia mano; el acceso al agua «es un derecho universal» y peor aun, es un derecho consagrado en la Constitución.
Otra encuesta reciente establece que el 80 por ciento de los participantes estuvo en desacuerdo con la concesión a Aguakan, acusando «lucro, abusos y contaminación»; así se resume la percepción que tiene gran parte de la ciudadanía que recibe el servicio de la empresa: “nadie en su sano juicio bebería el agua directo de la  llave. ni siquiera es apta para cocinar”.
Los especialistas ya están revisando, además, el tema del tabulador de cobros, en el cual se consideran 30 metros cúbicos en promedio de base para el cobro de uso doméstico y comercial para una cuota semifija, es decir que Aguakan no cobra lo mismo en las diferentes zonas o regiones de Cancún, aun cuando el consumo sea el mismo. Como quien dice, cobra según sea el sapo.
Además, esta empresa concesionaria del agua aplica un mecanismo similar al empleado para calcular los cobros de la gasolina, el gas y la luz. Mire usted, el precio de su recibo de agua aumenta discrecionalmente de 3 a 5 pesos mensuales, siendo el parámetro el costo promedio de consumo.
Lo que la ciudadanía percibe, y ya no aguanta, es que en tan sólo 20 meses el costo del agua ha subido el 100 por ciento, o sea el doble: es decir, que si en marzo de 2016 un usuario pagaba 85 pesos, el día de hoy paga 170 pesos, y eso cuidando franciscanamente el agua, tanto como si fuera el gas o la luz. De esta forma, los ciudadanos continúan pagando los platos rotos de los excesos de los gobernantes, que permiten un abuso más contra sus gobernados, ya que las personas no son ciegas, ni sordas, ni tontas y saben que haber otorgado de nuevo a Aguakan la concesión del agua en Cancún, Playa del Carmen, Tulum y Puerto Morelos fue un acto monumental de corrupción.
La gente está muy molesta, ya dio una muestra de hartazgo en la pasada elección federal en la cual confió en Andrés Manuel López Obrador; ¿cuánto tiempo va a pasar hasta que lleguen a sus oídos las trapacerías y complicidades de los gobiernos locales con la empresa Aguakan? Los nombres de los dueños del agua en Quintana Roo son de puros peces gordos, ¿por qué a pesar de tantas quejas, abusos y cobros excesivos les aprobaron de nuevo la concesión, cuando había la oportunidad de mejorarla?
Se nota nota que a este Estado le están cayendo las siete plagas del apocalipsis: la inseguridad, el terror de las ejecuciones y descuartizamientos que no paran, el mar de sargazo que daña y apesta nuestras playas, la corrupción, las traiciones políticas, la vergonzosa derrota electoral del PAN y del casi extinto PRD (partidos que todavía no alcanzan a comprender por qué ganaron la elección local pasada y por qué perdieron tan estrepitosamente la elección federal reciente)…
El tema de Aguakan va a dar mucho de qué hablar, porque pega directo en el tejido social y a la economía familiar.
¿Cómo pueden entonces pedir armonía, reconocimiento y percepción de un gobierno cercano a la gente si no se ponen del lado de la gente? ¿Ya se midió o calificó la probidad de los funcionarios de los dos niveles de gobierno? ¿No será que fue un pantagruélico y gargantuesco error dejar fuera del gobierno a tan prestigiado profesional y finísima persona como lo es el exjefe del despacho del gobernador y candidato perdedor (en último lugar), Lic. Miguel Ramón Martín Azueta, quien in articulo mortis despotrica contra su mentor (¡uay!), responsabilizándolo de su derrota? ¿No será que es un castigo divino? ¿Cuál es la siguiente plaga que le caerá a Quintana Roo?
Como diría doña Esa: «Macachí pek. Mira Chuli, todo cae por su propio peso, el diablo se manifiesta de muchas maneras. ¿Sabes para dónde van a correr o dónde se van a guardar cuando comiencen a perder la inmortalidad? ¡Uay!”. ¡Se acabó el papel!