Mucha sorpresa causó la noticia publicada por un medio de comunicación sobre la supuesta pero falsa noticia de que había disminuido la violencia en Cancún, que habían pasado cinco días sin ejecuciones. Desde luego, los demás no coincidieron y estuvieron publicando ejecuciones, levantones, feminicidios, robos con violencia y más narcomantas.
Ese mismo día, algunos “periodistas” a sueldo intentaron cabildear la supuesta “disminución” de la violencia en redes sociales, provocando el efecto contrario: surgió la duda y el “sospechosismo”; varias hipótesis surgieron en redes sobre lo que estaba sucediendo. Primero, que el Gobierno de la República (SEIDO/PGR/Semar/Sedena) junto con el FBI y la DEA, organizaron al mismo grupo de élite que “atrapó” al Chapo para cercar a Rubén Nemesio Oseguera Cervantes (a) El Mencho.  Segundo, que hay un acuerdo con el capo para que ordene el freno de la violencia en plazas turísticas como Cancún, con la “filtración” a medios de que está cercado y ordenó concentrar a todos sus sicarios o “estacas” en la región del Bajío donde se encuentra escondido y operando, y que ese es el motivo de la “disminución” de la violencia “estos días”. Con este plan, la “guerra” entre cárteles tendría una tregua y haría retroceder en teoría al de Jalisco Nueva Generación (CJNG) que dirige El Mencho.
Hay que recordar las múltiples narcomantas colgadas en Cancún y Playa del Carmen en las que el CJNG ha amenazado a las demás organizaciones con adueñarse no sólo de Quintana Roo sino de todo el país, lo que desató la guerra intestina contra pelones, zetas, Vieja Guardia, Doña Lety, entre otros, quienes de alguna manera habían respetado la no ejecución pública de sus contrarios ni de mujeres y niños.
Regresando a la supuesta reorganización del grupo federal que atrapó al Chapo, inició la cacería de El Mencho, lo que según informes filtrados “reducirá la violencia en Cancún”, ademas que fijó una recompensa de 30 mdp para quien dé información que conduzca a su captura. La concentración de los sicarios del CJNG en torno al cuartel general del El Mencho, ubicado supuestamente en la colindancia de Jalisco y Michoacán, implica una logística enorme de movilización hacia esa región tomada desde hace varios años por el capo, cuyo ejército sólo espera la menor señal de intento de captura de su líder para iniciar una guerra de pronóstico reservado o para demostrar a los gobiernos mexicano y estadounidense la capacidad armamentista y de ataque de sus huestes entrenadas por guerrilleros y narcos colombianos. A decir de fuentes del Ejército, cuentan con artillería pesada, lanzamisiles, granadas de fragmentación, defensa antiaérea, antiblindaje, refugios subterráneos, algo así como el búnker de Osama Bin Laden.
El grupo organizado para este operativo podría ser la clave; sin embargo, se han quejado de que el CJNG ha corrompido autoridades federales, estatales y municipales y que eso dificulta su tarea, dado que estas mismas autoridades le informan de los movimientos de los militares y este grupo especial.  Un reporte confidencial señala que con la captura de El Mencho podría disminuir la violencia en algunos estados como Quintana Roo y específicamente en Cancún, donde se le atribuye al CJNG el intento fracasado de ocupación violenta de la plaza por casi dos años para sustituir a los otros grupos como el de Doña Lety.
Sin embargo, ni el ataque armado a la Fiscalía General del Estado en Cancún, ni las muertes de policías estatales, municipales y ministeriales garantizan una “disminución” de las ejecuciones, la violencia y la inseguridad, imponderable debido a los niveles de infiltración del narco en las corporaciones; en efecto, a la vista de todos, las mantas no mienten.
Nadie se atreve a levantar la alfombra porque no saben lo que ahí encontrarán, nadie hace nada por miedo a ser ejecutado o arriesgar a su familia, nadie hace nada porque la seguridad a la que se tiene derecho ha sido rebasada, porque en Cancún y Playa del Carmen hay mandos paralelos “de facto”, por encima de las corporaciones policíacas y de quienes deben proporcionarnos la seguridad y la paz obligada en todo país y Estado libre y soberano.
Como diría doña Esa: “Está de terror, estamos en total estado de indefensión; San Judas Tadeo, ruega por nosotros; San Jesús Malverde, ruega por nosotros; Divino Ninio, ruega por nosotros; San Andrés Manuel, ruega por nosotros; San Charbel (por si acaso), ruega por nosotros.  Mira Chuli, yo mejor me encomiendo a la Santa Muerte que es la de los malandros, no me vaya a confundir con Doña Lety”. ¡Se acabó el papel!