*El “gigante del taekwondo mexicano” es el único quintanarroense que estará presente en la delegación de México que participará en los Juegos Olímpicos 2024, un evento multideportivo internacional que se llevará a cabo entre el 26 de julio y el 11 de agosto de 2024 en la ciudad de París, Francia

Sergio Masté

En el corazón de Cancún, Quintana Roo, el 25 de junio de 1997, nació Carlos Adrián Sansores Acevedo, un joven que, con el paso de los años, se convertiría en una de las figuras más prominentes del taekwondo mexicano. Desde muy temprano, Carlos mostró un interés insaciable por el deporte. Experimentó con el boxeo, judo, lucha olímpica, natación y fútbol, pero fue el taekwondo el que capturó su alma y su determinación.

Carlos, cuéntanos, ¿cómo fue tu inicio en el mundo del taekwondo?

Comencé a los 11 años en Chetumal. Gracias a un programa destinado a hijos de policías, tuve la oportunidad de entrenar gratuitamente. Aunque no era hijo de un policía, me dejaron participar, y fue allí donde encontré mi pasión por el taekwondo. Este deporte me ofreció una salida competitiva y una forma de apoyar a mi familia, que estaba pasando por dificultades económicas.

¿Qué te motivó a dedicarte al taekwondo de manera profesional?

Desde joven, siempre estuve interesado en los deportes. Probé muchas disciplinas, como el boxeo, judo, lucha olímpica, natación y fútbol, pero el taekwondo fue el que realmente capturó mi determinación. A los 16 años, me mudé a la Ciudad de México para entrenar en el Centro Nacional de Desarrollo de Talentos Deportivos y Alto Rendimiento (CNAR). Fue un desafío adaptarme al entrenamiento de alto rendimiento y al clima, pero mi esfuerzo y sacrificio rindieron frutos.

¿Cómo fue tu primera experiencia en una competencia internacional?

Fue en 2014, bajo la guía del profesor Alfonso Victoria. Gané mi primera medalla internacional y eso me abrió las puertas para clasificar a los Juegos Olímpicos de Tokio 2020. Esa experiencia me enseñó mucho y me motivó a seguir esforzándome para lograr más.

Has tenido una carrera impresionante con muchos triunfos. ¿Cuál ha sido el más significativo para ti?

Cada medalla tiene un significado especial, pero ganar el oro en Guadalajara 2022 y el premio Nacional de Deportes en 2023 fueron momentos inolvidables. Esos logros son un reflejo de todo el trabajo duro y sacrificio, no solo mío, sino también de mi familia y entrenadores.

¿Cómo ha sido el apoyo de tu familia en tu carrera?

Mi familia ha sido fundamental. Desde mis primeros días en la Ciudad de México, la familia Rentería me acogió como a uno de los suyos. Además, mi propia familia, mi esposa y mis tres hijas, son mi mayor inspiración. Ellas me motivan a seguir adelante y a dar lo mejor de mí en cada competencia.

¿Qué filosofía de vida sigues para mantenerte motivado y exitoso?

Creo firmemente en la perseverancia y el apoyo mutuo. Siempre trato de ayudar a los nuevos integrantes de la selección nacional a integrarse y desarrollarse. Para mí, el compañerismo y la empatía son tan importantes como los logros en el tatami.

Ahora te preparas para los Juegos Olímpicos de París 2024. ¿Cómo te sientes al respecto?

Estoy muy emocionado y enfocado. Cada entrenamiento es una oportunidad para mejorar y representar a México con orgullo en el escenario deportivo más importante del mundo. Quiero seguir cosechando éxitos y dejar una huella imborrable en el taekwondo internacional.

Ahora, mientras se prepara para los Juegos Olímpicos de París 2024, Carlos Sansores sigue entrenando con la misma tenacidad y sacrificio que lo han caracterizado. Con cada golpe y cada patada, lleva consigo el orgullo de representar a México en el escenario deportivo más importante del mundo, dispuesto a seguir cosechando éxitos y dejando una huella imborrable en el taekwondo internacional.

ENCUENTRA INSPIRACIÓN EN SU FAMILIA

El seleccionado mexicano de taekwondo, conocido por su imponente altura de 1.94 metros, ha formado su propia familia, encontrando en ella una nueva fuente de inspiración y motivación. Carlos Sansores, apodado el “gigante del taekwondo mexicano”, comparte: “Tengo a mi esposa y a mis tres hijas, unas gemelas de cinco años y la más chiquita de dos. El sacrificio más grande es seguir aquí entrenando por ellas, porque ellas siguen creciendo y no puedo estar siempre presente”.

El taekwondo también le ha dado otra familia, una con la que comparte entrenamientos, alimentos, viajes y competencias. “Literalmente, Brandon Plaza es mi compadre; él bautizó a una de mis hijas. Rubén Nava, quien me ayuda en mi proceso olímpico, también es padrino de una de mis niñas. Así es como el taekwondo me ha dado muchas amistades, no sólo en México, sino también fuera del país. Grandes rivales se han convertido en grandes amigos”.