*Inició su entrenamiento de la Mujer Salvaje, luego le siguieron Supersónico, Jungla Verde, El Cadete y León Rojo Jr.

Sergio Masté

En una exclusiva entrevista, Charro Negro, oriundo de Santa Catarina Tlaltempa, Puebla, compartió con nosotros sus experiencias desde su llegada a Cancún a la temprana edad de 12 años hasta su ascenso en el mundo de la lucha libre.

«En el 87 más o menos llegué y como cualquier niño aficionado, lo primero que hice al llegar a Cancún fue buscar dónde ver las luchas», relata Charro Negro. «Recuerdo claramente el programa que vi en un póster, con la dirección en la terraza Peraza.»

Cuando se le preguntó sobre las leyendas de la lucha libre que lo influenciaron en aquel entonces, Charro Negro mencionó nombres como El Invasor, Araña Negra, El Apache, Orión, Samurái, Cadete, Jungla Verde y Aristos, entre otros. «Eran los que estaban en ese tiempo, en esa época», añade.

La atracción de Charro Negro por la lucha libre se remonta a su infancia en Ciudad Juárez, donde quedó cautivado por las máscaras y el misterio que rodeaba este deporte. «Principalmente la incógnita, las máscaras, el misterio», explica. «Mi amor por la lucha libre nació desde pequeño».

Sin embargo, el camino hacia el cuadrilátero no fue fácil para Charro Negro. Tuvo que esperar hasta los 13 años para recibir su primera oportunidad de entrenar. «Mi primer amigo aquí en Cancún fue El Cadete», comparte. «Él me invitaba a las luchas y un día le expresé mi deseo de entrar al ring. Me decía que estaba muy chavito, pero finalmente me ayudó a encontrar un lugar para entrenar».

Ese lugar resultó ser el Gimnasio Súper Salvaje, donde Charro Negro comenzó su formación en la lucha libre. De la mano de la Mujer Salvaje.  «Fue el primer gimnasio de lucha libre en Cancún», recuerda. «De ahí estuve una temporada ahí y luego nos mudamos a la Casa del Intergaláctico».

A lo largo de su carrera, Charro Negro entrenó con varios maestros y enfrentó numerosos desafíos, incluyendo lesiones en el camino. Sin embargo, su pasión y determinación lo llevaron a debutar en el ring el 5 de agosto de 1994, en un evento en Puerto Morelos.

Reconoce como sus mentores además a Supersónico, Jungla Verde, El Cadete y León Rojo Jr. 

Cuando se le preguntó si había tenido la oportunidad de preparar a nuevos talentos, Charro Negro mencionó a varios luchadores a quienes había guiado en su camino. «No me considero maestro, me considero un instructor», aclara. «Siempre he creído en compartir mis conocimientos y ayudar a otros a crecer en este deporte».

Charro Negro también compartió sus reflexiones sobre el respeto a la lucha libre y al legado de los luchadores. «Cada quien le tiene el respeto a su personaje», enfatiza. «La mejor lucha libre es la que se disfruta en vivo».

En un emotivo mensaje, Charro Negro exhortó a los aficionados a asistir a los eventos de lucha libre, independientemente del promotor. «La verdadera esencia de la lucha libre se vive en el ring», concluye. «Es un espectáculo único que merece ser visto y apreciado».