La capital libanesa arrastra las consecuencias sanitarias y humanitarias de las explosiones de hace una semana

AGENCIAS

LÍBANO.- Las manifestaciones continúan en Beirut, la capital del Líbano, tras la dimisión del Gobierno después de que la fuerte explosión en el puerto causara más de 170 muertos.

Luego de que varios ministros renunciaran, el primer ministro libanés, Hasán Diab, anunció la dimisión del Gobierno libanés.

Las protestas siguen por cuarto día consecutivo y se vuelven más violentas en cada jornada.

Las explosiones que devastaron el 4 de agosto la zona portuaria de Beirut han provocado un desastre humanitario de consecuencias aún confusas, tal como advierten las organizaciones que trabajan sobre el terreno y que actúan contrarreloj para paliar los graves efectos que ha tenido y puede tener la tragedia en la vida de miles de personas.

“En solo un minuto, el mundo cambió para la población de Beirut”, explica Basma Tabaja, ‘número dos’ de la delegación del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR). Casi la mitad de la ciudad sufrió “daños significativos”, mientras que “casi 300.000 personas perdieron sus casas y sus pertenencias en un abrir y cerrar de ojos”, añade en un comunicado.

Las autoridades locales elevaron por encima de los dos centenares el balance provisional de víctimas, mientras que los heridos se cuentan por miles. La esperanza de encontrar supervivientes entre los escombros es cada vez menor y preocupa los efectos en quienes siguen con vida.

Uno de los colectivos que más preocupa es el de los niños. Según el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), al menos tres menores murieron por las explosiones y y otros 31 tuvieron que ser hospitalizados, si bien otras fuentes estiman que los heridos serían cerca de mil.