La semana que acaba de terminar circularon en las redes tres videos del mismo corte, el más conocido que fue el del presunto asaltante que se sube a una Van de transporte colectivo pero su compañero no alcanza a subir, al percatarse de que se queda solo intenta bajar, se lo impiden, le caen a patadas y puñetazos acompañados de las correspondientes consignas “ahora sí vas a ver p…”, “a ver cuántos v… aguantas”, “…estamos hasta la madre!” y otras linduras altisonantes que por redundantes no repetiré como sí le repitieron la tunda al aspirante a ladrón cuatro pasajeros.

El segundo video es el de una persona dentro de su carro estacionado, seguramente a Usted le ha tocado tener que estacionarse para hablar por teléfono, mandar una información urgente o textear sobre un asunto que no pude esperar, el caso es que llega un individuo en motocicleta, se estaciona junto al vehículo, le apunta con una pistola al conductor o conductora quien abre la portezuela y entrega tres objetos conforme se los van pidiendo supongo que el reloj, el celular y la cartera, aun así el asaltante le dispara al conductor (a); en un innecesario exceso de violencia.

En el último video que vi en el twitter un joven va caminando por la calle y se pega una motocicleta en la que van dos individuos, el primero lo asalta mientras el otro estaciona casi a media calle la moto, el joven entrega lo que tiene y arranca a correr, los asaltantes lo alcanzan con la moto que traían y le obsequian una paliza.

Hace tres décadas cuando la violencia empezaba a desbordarse sobre todo en las grandes capitales del país empezando por la Ciudad de México la primera recomendación que te hacían era que no opusieras resistencia y entregaras lo que te pidieran, que te dejaras robar y te dejarían ir sin un rasguño; el punto es que ya no se trata solo de apropiarse de lo que no es suyo sino que además te hacen sentir en total indefensión y que estas a merced de lo que quieran hacerte, hasta matarte si así se les antoja; por ello no es de extrañar el envalentonamiento, la seguridad que te da un grupo de personas que se siente agraviada aunque no haya sido víctima de una acción violenta en ese momento pero se solidariza con el afectado y se hace justicia por propia mano lo cual es una muestra de la incapacidad de los cuerpos policíacos para garantizar la seguridad pública, una de las responsabilidades más importantes del Estado a través de los gobiernos municipales, si bien el problema y la solución es más profundo y complejo.

Dicen que el maestro llega cuando el alumno está listo para aprender y yo aplico este dicho a los libros, hace algún tiempo compré el libro ¡Atrévete! Propuesta hereje para la violencia en México de Sara Sefchovich, la cual no podré platicarles hoy ya que se nos terminó este espacio pero la otra semana se las comparto. Solo les adelanto que el Presidente creo que leyó este libro, a ver si llegamos a la misma conclusión después de la próxima entrega.

LA RUEDA DE LA FORTUNA

Los reacomodos de las fichas para el próximo proceso, antesala de la sucesión del Gobernador del Estado empezaron con la incorporación de Carlos Orvañanos en la palestra. Veremos si da el tono de azul que se requiere.

Aquí le dejo mi correo por si tiene algún comentario marisolbaladoes@gmail.com

Sonría que hoy también hay buenas noticias.