LONDRES.- Una investigación de la Universidad de Bath encontró que, tras una poderosa
ingesta de alcohol, se han detectado deficiencias en el sistema cognitivo después de que la
sustancia hubo desaparecido del torrente sanguíneo; ello puede afectar la coordinación, la
velocidad o las habilidades motoras incluso en personas que creen que ya se encuentran
bien, lo que supone cambios en todo lo que conocíamos sobre la resaca, cuyo efecto se
prolonga más allá de lo que se pensaba.