LONDRES.- Un estudio realizado por investigadores chinos asegura que el aire
contaminado reduce “enormemente” nuestra inteligencia, siendo los daños más profundos
para nuestra salud mental que para nuestra salud física. Sin embargo, aunque el estudio se
realizó sobre la población china, es relevante en todo el mundo, ya que el 95% de la
población mundial respira aire tóxico, según informa The Guardian.
“El aire contaminado puede hacer que los menores arrastren su nivel educativo en un año,
lo cual es enorme”, advierte el científico Xi Chen de la Escuela de Salud Pública de Yale
(Estados Unidos) que participó en la investigación, publicada en la revista Proceedings de
la Academia Nacional de Ciencias, que señala también el impacto de la contaminación en
el ámbito educativo.
El estudio concluyó que el efecto “es peor para los ancianos mayores de 64 años, para los
hombres y para aquellas personas con menor educación académica”. “Si calculamos la
pérdida para esos, pueden ser algunos años de educación”, añade el científico. Asimismo,
otro estudio reciente reveló que el aire contaminado era una de las principales causas de
muerte de las personas con trastornos mentales y que quienes vivían en una zona con
mucho tráfico, tenían mayor riesgo de demencia.
En la investigación participaron más de 20.000 personas de toda China entre 2010 y 2014
y descubrieron que cuanto más tiempo estuviesen expuestos al aire sucio, su inteligencia
sufriría más daños: la habilidad del lenguaje más dañada que la capacidad matemática. El
motivo, según Derrick Ho, de la Universidad Politécnica de Hong Kong, es que “la alta
contaminación del aire puede estar potencialmente asociada con el estrés oxidativo, la
neuroinflamación y la neurodegeneración de los humanos”.
En este sentido, Xi Chen asegura que la contaminación del aire podría tener un efecto a
corto plazo en la inteligencia de las personas, como ejemplo ponía a los estudiantes que
tenían que realizar exámenes para entrar en la universidad en un plazo de pocos días. En
China, la contaminación atmosférica está disminuyendo, pero permanece tres veces por
encima de los límites que establece la Organización Mundial de la Salud (OMS).