Roberto Guzmán

En su 52° aniversario, Cancún tiene un reto ambivalente que atender; como primer destino turístico, el continuar ofreciendo diversificación de productos y servicios para mantenerse a la vanguardia, y como ciudad triunfante del estado más joven, seguir afrontando todos los días a su gobierno y autoridades que de manera gris y con pocos resultados, han coadyuvado a que nuestra ciudad este colapsándose.

Y el problema no es que no nos solucionen las cosas, sino que no han intentado junto con las instituciones y la sociedad civil organizada frenar el diario encendido de focos rojos que por la grave incongruencia y realidades no pueden ya ocultarse debido a la falta de atención de sus autoridades como de sus regidores que hoy no solo lastiman con su indiferencia a quienes llegamos hace más de 30 años buscando oportunidades, sino que han convertido este paraíso, colocando a miles de inmigrantes que a diario llegan en un campo hostil donde las violencias, los asesinatos, las extorsiones, la delincuencia organizada, la destrucción del manglar y los robos a diario los vulneran, situaciones que han colocado a nuestro destino como puntero, al ocupar honrosos primeros lugares.

Benito Juárez cumplirá 52 años en medio de una contienda electoral donde nada es de nadie y sí un botín político para quienes desean seguir saqueándolo a partir de un sistema político que sigue representando una falsa democracia, ya que los resultados en las próximas elecciones son ya acuerdos entre partidos y gobiernos, quienes no quieren dejar de gobernar Quintan Roo, por lo que  la falsa sensación que se nos fabrica a diario de que el pueblo hace el reparto del poder no es más que la esencia de una farsa democrática construyéndose alrededor de nosotros mismos, siendo el poder público y sus candidatos reciclados y podridos los que planearon cómo repartirse a voluntad entre todos ellos junto con aquellos quienes hoy en campaña aspiran a gobernar, sumándose y negociando posiciones de poder y de decisión.

Que les quede claro, Quintana Roo es de todos y no de aquellos privilegiados o de familias o cotos de poder que se sirven y se han servido por años hasta saciarse. Si bien y en otras épocas los Borgia, los Romanov o los Medici, leyendas de corrupción, nepotismo y ambición lograron inmensas riquezas, hoy vemos que otros cuatreros sacuden sus bolsillos para llenarlos los próximos años, dándonos con ello motivo para el hartazgo a miles de ciudadanos, ante su falta de escrúpulos.

Quintana Roo no tiene apellido ni es de nadie, Quintana roo es de los MAYAS y de quienes lo trabajamos y luchamos por preservarlo, no de aquellos que lo devastan y lo quieren seguir robando, convirtiendo este destino en un averno bajo un manto de impunidad y corrupción. Basta un tren como muestra de un botón.

No sé qué opina usted mi estimado lector, si Cancún dejó de ser un nido de víboras, hoy es nuestra oportunidad de recuperarlo y de frenar este 5 de junio a los futuros chapulines, saqueadores, pilluelos o simplemente ratas que seguro ni a ti ni a mi les importa si una víbora nos llegase a picar.