Jens Rohark y Claudio Obregón Clairin

Foto (1) Portada – autor Daniel Silva

En el marco de las actividades del Programa de Mejoramiento de Zonas Arqueológicas del Proyecto Tren Maya, recientemente y en la estructura 3C11 del templo 6 de Maudslay, de Chichén Itzá, se realizó el hallazgo de un disco de piedra caliza de 32 cms de diámetro. Se nombró Disco Pérez en homenaje al arqueólogo Francisco Pérez Ruíz.

En los últimos días hemos visto y escuchado noticias que sugieren que este hallazgo podría cambiar la historia de Chichén Itzá y, en palabras del director de la zona arqueológica, Marco Antonio Santos Ramírez, el disco “contiene fechas, nombres y acciones, registradas por los habitantes de la antigua metrópoli de Chichén Itzá”. Algunos periodistas coinciden en que la inscripción menciona un juego de pelota. Incluso existe una caricatura que especula si los jeroglíficos describen si fue o no fue penal.

La realidad es que aún no se han difundido imágenes públicas en alta resolución del Disco Pérez y las que podemos consultar en la Red, develan un avanzado grado de erosión del disco y un texto jeroglífico en un estilo burdo. Algunos glifos son extraños y muy diferentes a los conocidos.

En cuanto a la iconografía, observamos a dos personajes frente a frente, están ataviados como jugadores de pelota, ambos portan tocados con plumas; el de la izquierda fue relacionado con la serpiente por los investigadores del INAH y el de la derecha pareciera un turbante pero igualmente pudiera ser la representación de una cabeza de felino.

Foto 2 – INAH

Los dos jugadores portan enormes orejeras que posiblemente fueron talladas en jade. El jugador de la izquierda tiene una voluta de la palabra y aunque pareciera que con sus dos manos sostiene a un personaje, también se pudiera tratar de un desgaste del grabado y su mano derecha estaría pegada a su cuerpo en tanto que con la izquierda, señalaría hacia abajo, como lo hace el jugador de la derecha.

De la parte dorsal de ambos jugadores, descienden larguísimas plumas y el jugador de la derecha sostiene con su mano izquierda un yelmo o una máscara.  Entre ambos jugadores hay una enorme pelota que está en el aire, por lo tanto, en movimiento. El soporte de la imagen asemeja el suelo y por debajo se ubican 3 misteriosas esferas o pelotas, probablemente son chalchihuites.

Una vez terminado el trabajo de restauración, será interesante cotejar el atavío de los jugadores del Disco Pérez con los frisos del Juego de Pelota anexo a la Casa Colorada, quizá pudiéramos identificar semejanzas entre los atavíos de los jugadores del Disco Pérez con los que aparecen esculpidos en los frisos.

K’ak’upakal, La Casa Colorada y El Disco Pérez

En Chichén Itzá son escasos los textos jeroglíficos pero algunos de ellos, como los de la Casa Colorada, configuran una inscripción muy larga que puede leerse bastante bien. Describe rituales de fuego que se celebraron cada 274 días a partir del 15 de Septiembre 869 (gregoriano) en los que se menciona al famoso gobernante K´ak´upakal realizando un ritual de fuego en compañía de otros dos dignatarios: k’ujul Kokom Yajawal Cho(lul?) y el gobernante de Ek’ Balam, Hun Pik Tok’.

Las crónicas coloniales lo nombraron Kakupakat, y lo distinguieron como un célebre guerrero que realizó batallas en Champotón, también lo consideraron una entidad divina. Este personaje-divinidad, tiene la particularidad de ser nombrado tanto en los jeroglíficos mayas como en las crónicas de los frailes; sabemos dónde residió y enigmáticamente es mencionado por la epigrafía como k’ul ah ts’ul wah  “un extranjero relacionado con los tamales o las tortillas”.

El Disco Pérez, en contraparte, contiene jeroglíficos en tan mal estado, que ningún especialista, ni siquiera el famoso epigrafista David Stuart, ha podido leer un solo nombre. Lo único que —tentativamente— se ha podido leer, es la fecha y no “las fechas” como erróneamente informó el director del sitio arqueológico de Chichén Itzá. Los investigadores del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) han propuesto que la fecha en la Rueda Calendárica maya para el Disco Pérez es: 12 Eb 10 Kumk´u.

Encima de las cabezas de los dos jugadores de pelota, un poco a la derecha, observamos con dificultad dos números. El primer número consta de dos barras y dos puntos, lo que equivale al número 12. Sigue un cartucho dañado, que debería corresponder a uno de los 20 días sagrados pero la erosión no permite ver con claridad cuál es el día que está después del numeral 12.

En el segundo bloque aparecen dos barras que corresponden al número 10, inmediatamente después, debe seguir el glifo que designa el mes, pudiera ser Kumk´u.

Recordamos a nuestros lectores que la mecánica del calendario maya no permite que cualquier día se combine con cualquier posición de un mes.

Concretamente y para esta fecha: únicamente los días Ik´,  Manik´, Eb y Kaban pueden combinarse con la posición 10 Kumk´u.

Entonces, la fecha del Disco Pérez podría ser una de estas cuatro opciones: 12 Ik´ 10 Kumk´u,  12 Manik´ 10 Kumk´u,  12 Eb 10 Kumk´u o 12 Kaban 10 Kumk´u. Exploremos únicamente las posibilidades con los días Eb, Kaban y Manik’ ya que Ik’, definitivamente no se parece al glifo que acompaña al numeral 12.

1) Suponiendo que la lectura 12 Eb 10 Kumk´u fuera la correcta y como las fechas mayas en cuenta corta se repiten cada 52 años, corresponde calcular cuáles son los años en los que se repite la combinación 12 Eb 10 Kumk’u durante el apogeo de Chichén Itzá y tenemos como resultado los años: 791, 842, 894, 946 o 998 d.n.e.

De entre estas posibilidades, los especialistas del INAH sugirieron que corresponde al año 894 d.n.e. Ahora bien, si por el contrario, la lectura 12 Eb 10 Kumk’u fuera para el año 998 d.n.e, corresponde el día 16 diciembre de 998 (gregoriano). Esta fecha es coincidente con la última datación conocida de Chichén Itzá: 13 de mayo de 998 (gregoriano), por lo que la lectura 12 Eb 10 Kumk’u para el año 988 d.n.e, sería por 7 meses la fecha más antigua de Chichén Itzá, hasta hoy conocida. Esta tardía temporalidad nos permitiría comprender por qué los glifos son tan extraños y burdos.

2) Si la fecha fuese 12 Kaban 10 Kumk´u, entonces los años posibles son: 804, 855, 907, 959 o 1011 d.n.e.

3) Si la fecha fuese 12 Manik´ 10 Kumk´u, entonces los años posibles son:  830, 881, 933, 985 o 1037 d.n.e.

Como vemos, existen muchas posibilidades para la lectura de la fecha del Disco Pérez. Una manera de precisar su temporalidad, sería localizar el nombre de un personaje conocido como K´ak´upakal de quien sabemos gobernó en Chichén Itzá aproximadamente a finales del s.IX y que residió a unos pasos de donde se localizó el Disco Pérez, por lo que daría sentido la fecha sugerida por el INAH para el año 894 d.n.e.

Sin embargo, es poco probable que encontremos este nombre en esta inscripción. En primer lugar, porque ningún bloque glífico se parece a su nombre, en segundo lugar y todavía más importante, porque el estilo de la inscripción no concuerda con el estilo de las inscripciones que mencionan a K´ak´upakal en la Casa Colorada.

La factura de los glifos del Disco Pérez conduce a pensar que se trata de un estilo más tardío. De hecho, se parece a la inscripción del Disco de El Caracol que igualmente fue tallada de manera decadente. Este disco ubicado en el Observatorio, contiene una fecha en la Cuenta Corta: u 2 pis tun 8 ajaw lo que quiere decir “en el segundo año del 8 Ajaw k´atun” y que corresponde al 22 de Septiembre 930 (juliano).

Foto 3 – Alexander Voss

Foto 4 – Marc Van Stone

Otra Historia

Es evidente la discordancia entre el estilo de los glifos que nombran a K´ak´upakal en la Casa Colorada con los glifos del Disco Pérez, por lo que resulta poco probable que el célebre personaje fuese uno de los dos Jugadores de Pelota que aparece en el Disco Pérez.

Partiendo de la coincidencia estilística de los glifos del Disco de El Caracol con los glifos del Disco Pérez, pudiéramos explorar diferentes escenarios en los que participarían desconocidos gobernantes de Chichén Itzá, en un tiempo posterior a la vida de K´ak´upakal.

Si por lo dañado del glifo que acompaña al numeral 12, en realidad no se tratase del día Eb y fuera Manik´: corresponde entonces a la datación 10.5.5.4.7. 12 Manik´ 10 Kumk´u y la fecha es 2 de Diciembre 933 juliano o 7 diciembre gregoriano.

Esa noche, en Chichén Itzá y en punto de las 11 p.m. el planeta Marte se encontraba centrado en el cenit, y horas antes, la Luna lo había rebasado, posicionándose entre Marte y Júpiter. Al costado de Marte, se encontraban las Pléyades.

Foto 5 stellarium.org

De las fechas probables en las combinaciones posibles para la fecha del Disco Pérez, en la sugerencia 12 Manik´ 10 Kumk’u, aconteció un evento interesante en el cielo nocturno y la fecha otorgada para el 7 diciembre 933 (gregoriano) es casi tres años posterior a la datación del Disco de El Caracol. Si consideramos que los glifos de ambos discos son muy similares, podrían ser contemporáneos.

El Disco Pérez y el Disco de El Caracol, muestran a personajes ricamente ataviados con ornamentos de poder. Realizan ceremonias de fuego y rituales en los juegos de pelota. Aunque la publicidad gubernamental y el encargado del sitio de Chichén Itzá, se han pronunciado con grandilocuentes enunciados sobre el Disco Pérez, como Marco Antonio Santos quien dijo: “Puede cambiar la historia del sitio al aportar un nuevo elemento que desconocíamos”, evidenciamos que todo descubrimiento, invariablemente “aporta nuevos elementos desconocidos” y que más que cambiar la historia de Chichén Itzá, la complementa.

Ahora bien, por lo erosionado que está el Disco Pérez, al momento nos encontramos muy lejos de consensuar la única fecha que aparece registrada así como reconocer las identidades de los jugadores de pelota y el evento que celebraron. La extraña y decadente escritura del Disco Pérez, por el momento, se resiste a ser descifrada.

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