Detrás de la imparable ola de atracos que azota Cancún crece una red de complicidades que comercializa lo robado en casas de empeño, tianguis y redes sociales, de manera pública e impune entre la indolencia y connivencia de las autoridades

 SALVADOR CANTO

Las casas de empeño, los tianguis populares e incluso diversos grupos de ventas a través de redes sociales se han convertido de manera impune en amplios eslabones de la industria de lo robado en Quintana Roo que operan grupos delictivos, en medio de la indolencia y complicidad de las autoridades de los tres niveles de gobierno, en virtud de que ahí es a donde van a parar decenas de artículos que son hurtados diariamente en la ciudad.

A esta lista se suman los cientos de deshuesaderos de autos que operan al margen de la ley y en donde una gran cantidad de las piezas y refacciones que se comercializan son sustraídas de vehículos robados.

Y es que entre Cancún y Playa del Carmen, que son los municipios donde más incidencia de delitos existe, es en donde grupos de la delincuencia tanto locales como foráneos han establecido un nuevo esquema delictivo que les permite tener importantes ganancias bajo el amparo de la impunidad.

Si bien muchos de estos artículos que llegan a los mencionados negocios son robados de establecimientos comerciales y casas habitación, delitos que se mantienen activos desde hace muchos años, en los últimos meses los casos se han desbordado, con asaltos violentos de grupos armados que irrumpen en restaurantes, fiestas y cualquier tipo de reunión familiar o entre amigos que se  realice en algún salón o terraza en la periferia de la ciudad de Cancún, para despojar a los asistentes de relojes, teléfonos celulares, alhajas, vehículos y dinero.

De hecho, elementos de la Policía Quintana Roo que operan en las inmediaciones de la “Base ILAT” (sobre la avenida Cancún, también conocida como Las Torres), confirmaron a El Despertador de Quintana Roo que durante el pasado mes de agosto fueron reportados al 911 al menos cuatro casos de este tipo de robos y aunque acudieron a verificar los hechos no se logró la detención de ningún involucrado y sólo se “invitó” a los agraviados a interponer las denuncias correspondientes.

Es evidente que las autoridades saben en dónde se vende todo esto, pues se hace de manera pública y a plena luz del día, pero no hacen nada al respecto pues claramente se entiende que se trata de una red de complicidades, en donde todos tienen metida una mano dentro del bolsillo del otro.

 

“No fuimos invitados, pero aquí estamos”

 

Marco Ramírez, un ciudadano de Cancún que vive en el fraccionamiento Villas del Arte, en la zona del polígono sur, platicó que el pasado sábado 21 de agosto acudió con su pareja a una fiesta en un salón de eventos de la avenida Huayacán, a donde llegaron poco después de las ocho de la noche.

Narró que los invitados no eran muchos, acaso unas 25 o 30 personas por el tema de la pandemia y que alrededor de las 10 de la noche ya estaban prácticamente todos cuando repentinamente llegaron al lugar cuatro sujetos portando armas de fuego y uno de ellos gritó: “no fuimos invitados, pero aquí estamos”.

“Todos volteamos a ver porque la música estaba muy baja y vimos que uno de los sujetos se dirigió al centro y dijo: ‘Señoras y señores, no queremos lastimar a nadie, sólo colaboren con sus pertenencias, teléfonos, relojes, alhajas, lo que tengan encima y no tenemos mucho tiempo’”, relata.

Dijo que en ese momento sintió temor porque al menos dos de los criminales no dejaban de apuntar a la gente con sus armas y “no tuvimos de otra, más que hacer lo que pidieron, entregamos celulares, relojes y hasta dinero y todo fue en cuestión de tres minutos y así como llegaron se fueron. Afuera estaba una camioneta esperándolos”.

‘Marcony’, como es conocida esta persona por un grupo de taxistas de Cancún, reveló que algunos lograron esconder sus teléfonos y con uno de ellos alguien marcó al número de emergencias 911 y alrededor de 20 minutos después llegó una patrulla de la Policía Quintana Roo, pero ya no pudieron hacer nada y los agentes únicamente sugirieron a las víctimas acudir al Ministerio Público para denunciar lo sucedido.

Este es uno de los numerosos casos, cada vez más frecuentes y todos impunes, en donde grupos armados están ubicando fiestas o reuniones para atracar a los asistentes, sobre todo en el perímetro del polígono que rodea la delegación Alfredo V. Bonfil, incluyendo la avenida Fonatur, en cuyas inmediaciones se ubican varios salones de fiestas, que se ha convertido en una verdadera zona de alto riesgo.

De hecho, se pudo conocer que en otras fiestas que se han llevado a cabo en la misma periferia ya han tomado la precaución de mantener el acceso cerrado con candado y sólo se abre cuando llega un invitado, e incluso en algunos casos se ha optado por contratar a personal de seguridad.

 

Casas de empeño, favoritas de los delincuentes

Pese a existir reglas de operaciones e incluso una legislación en torno al comportamiento que deben de asumir las cientos de casas de empeño que operan en Quintana Roo, las mismas autoridades confirman que este tipo de establecimientos son los negocios preferidos de los delincuentes para deshacerse de los artículos que roban.

Y es que al vender o empeñar algún artículo en muchas casas de empleo de Cancún, sobre todo las que están en las regiones, no les exigen la factura de los aparatos ni artículos, por lo que es muy fácil obtener dinero por lo robado.

Lo anterior a pesar de que la ley señala que es obligación del establecimiento investigar la procedencia de los productos de empeño o venta. Sin embargo, es claro que la ley es letra muerta.

En la mayoría de los casos los dependientes de las casas de empeño solo se limitan a pedir la credencial de elector y una firma para validar la identidad del vendedor; sin embargo, esto no garantiza que todo sea legal.

En el 2019, el entonces diputado José Luis González Mendoza presentó una iniciativa de decreto por el que se crearía la Ley para regular las casas de empeño en el Estado de Quintana Roo, debido a que hay instancias que tienen injerencia en cuanto a su operación, pero únicamente sancionan por cuestiones de irregularidades, pero no actúan en caso de hechos graves.

Sin embargo, esta ley ha estado en el limbo y no hay acciones al respecto, lo que ha permitido que la inmensa mayoría de las casas de empeño se presten a recibir todo tipo de artículos robados, pues no piden factura de procedencia del mismo y en muchos casos la gente que acude a dejar las cosas no regresan por ellos porque no les interesa recuperarlos y por ello estas empresas optan por venderlas lo antes posible.

En medio de todo esto, una casa de empeño localizada en la Supermanzana 91, sobre la avenida José López Portillo, fue asegurada por elementos de la Unidad de Robos de la Fiscalía General del Estado de Quintana Roo, el pasado 23 de agosto.

Las autoridades iniciaron una carpeta de investigación paralela a una investigación sobre un homicidio, pues en ese lugar encontraron empeñado el teléfono celular del hoy occiso, el cual fue rastreado mediante el GPS del equipo y aunque la dependencia ministerial colocó sellos de clausura, uno de ellos con la leyenda “No respetar la presente determinación ministerial, conlleva responsabilidades penales”, además de que tenía anotado el número de expediente, FGE|QROO|23|08|15426|21, a la semana siguiente dicho establecimiento mercantil volvió a abrir sus puertas como si nada hubiese pasado.

 

Tianguis, otro eslabón de la cadena delictiva

A pesar de la condición de restricciones sanitarias a causa de la pandemia por COVID-19, los más de 60 tianguis que hay en Cancún ya operan en sus días y horarios establecidos y a decir del presidente de la Unión de Tianguistas, Melitón Ortega, los más concurridos y grandes siguen siendo el de los sábados que se instala entre la región 94 y 219 y el de los domingos de la región 100.

Recorrer ambos mercados sobre ruedas resulta una verdadera locura, sobre todo en las áreas de las “chácharas”, y puestos esporádicos en donde llega gente a vender de todo.

Al caminarlos, llama mucho la atención lo extenso que son algunos locales o espacios asignados para la venta de ropa, zapatos, herramientas, electrodomésticos, cigarros, celulares, lentes, joyería y más que son comercializados en esos lugares.

Sin embargo, en ninguno se garantiza la legal procedencia de muchos artículos, principalmente los de herramientas y celulares, que muchas veces son robados.

El propio Melitón Ortega afirma que para ellos, como administradores de los tianguis, les resulta imposible saber si lo que se vende ahí es robado o no, pues “esto le compete a las autoridades determinarlo”.

“Yo siempre le digo a mi gente que si se meten en cosas que no deben tendrán problemas, pero honestamente, es imposible que nosotros podamos tener control de todo lo que se vende”, manifestó.

Un caso peculiar respecto al tema del eslabón de la industria de lo robado fue exhibido un video que circula en redes sociales, en donde una pareja exhibe que acudió a un tianguis de la colonia Colosio en Playa del Carmen y ahí, en un puesto descubrió que varios de los artículos que se vendían se los habían robado horas antes.

Dicho video, que graba una tercera persona, muestra cómo la agraviada reclama a un vendedor que estaba comercializando artículos que le habían sacado de su vehículo.

El encargado del puesto no supo qué responder y sólo dejó que la mujer se llevara lo que aparentemente era de ella, en un lapso de segundos la afectada gritaba que tenía videos y fotos en donde se veía claramente el rostro del hombre llevándose los artículos.

En ese momento el sujeto aludido le contestó que se los enseñe; sin embargo, nunca negó lo que le decía la joven.

“Te vengo siguiendo cabrón, te tenemos grabado, cabrón, pinche ratero. ¿En dónde está mi mochila Adidas?”, le grita la agraviada, a lo que el vendedor del tianguis responde no saber de qué le habla, pero ante la afirmación e insistencia de la afectada, le indicó: “yo no sé nada, a mí me vendieron todo y punto”.

En contexto, acepta que estaba vendiendo artículos robados, pero nunca esperó que la verdadera dueña acudiera al tianguis y los reconociera.

 

Ciudadanos denuncian en redes sociales

También en redes sociales, un usuario de nombre Ángel de la Guarda denunció la semana pasada que interpuso una demanda en contra de quien resulte responsable por el delito de robo a casa habitación y acompañó la querella con un video filmado por una de las cámaras de seguridad de su casa, en donde se observa a dos sujetos que están robando.

“Hola a todos, sólo para informarles que estos dos sujetos entraron a robar a mi domicilio ubicado en el fraccionamiento Villas del Caribe localizado en la región 520 de Cancún. Se llevaron cosas materiales, con estás grabaciones ya interpuse mi demanda, pero por favor, lo único que les pido es que lo compartan por si alguien los reconoce y así meter al bote a estas basuras de la sociedad (sic)”.

Y alerta: “por si llegan a las casas de empeño o a los tianguis, se llevaron dos TV Samsung de 48” y 50”, una colección de relojes Citizen y Orient con brazalete dorado, todos fáciles de identificar, entre otras cosas”.

En el video se observa a dos hombres, uno con playera roja y pantalón de mezclilla, y otro de playera rosa con pantalón azul, dentro de una casa en el fraccionamiento Villas del Caribe.

Durante la grabación se observa a los ladrones dentro de la casa hablando por teléfono con un tercer cómplice, quien se encuentra fuera del domicilio vigilando que no haya peligro a la vista y dando indicaciones para que puedan escapar.

 

Los delincuentes tuvieron que esperar varios minutos dentro del domicilio, ya que al parecer, un vecino se percató que estaba ocurriendo algo sospechoso.

 

Asaltos armados por doquier

 

En busca de herramientas que dejan guardadas los trabajadores y que son las mismas que van a dejar a las casas de empeño o a vender a los tianguis, unas personas con armas de fuego irrumpieron la semana pasada en una bodega de una construcción en la supermanzana 309, por el rumbo de la avenida Los Colegios, que se mantiene como una zona de alto riesgo.

De ese lugar, los ladrones se llevaron exclusivamente herramientas como palas, picos, rotomartillos, taladros entre otros artículos y aunque la Policía Quintana Roo tuvo conocimiento y acudió al lugar de los hechos, únicamente indicaron a la parte agraviada acudir a interponer una denuncia formal por los hechos.

 

Internet, el otro eslabón de la industria de lo robado

 

Además de las casas de empeño y tianguis, las redes sociales se han convertido en otro de los puntos de venta de objetos robados, pues tampoco existe algún tipo de regulación al respecto.

En grupos de Whatsapp y de Facebook la venta de celulares, aparatos electrónicos, relojes, alhajas y herramientas de dudosa procedencia se han incrementado en los últimos años.

De hecho, con números de teléfonos distintos, diversos nombres u otras cuentas de usuarios se ofertan al mismo tiempo en diversos grupos de venta los mismos artículos a bajos precios y en muchos casos se argumenta que el motivo de la venta es por alguna necesidad económica urgente o porque les estorba en su casa.

Lo grave de todo esto es que ocurre con el mismo descaro e impunidad que en las casas de empeño y en los tianguis, aunque se supone que existe una policía cibernética que se encarga de monitorear todo lo ilícito que circula en internet.

 

Robo de autos a la alza y deshuesaderos se multiplican

 

Tan sólo de enero a mayo del presente año el robo de vehículos en Quintana Roo se disparó considerablemente, al registrarse un total de mil 76 denuncias por dicho delito.

La propia Fiscalía General del Estado reconoce que este número es un 30% mayor al registrado en el mismo periodo del año en el cual hubo más casos registrados, que fue en 2014, cuando se registraron 769 denuncias.

La mayoría de estos robos están registrados entre Cancún y Playa del Carmen, que en conjunto acaparan el 60% de estas denuncias, mientras que el 40% restante se divide entre los demás municipios.

Y a par del aumento de este tipo de delitos tan sólo en Cancún existen aproximadamente 300 deshuesaderos en distintos puntos de la ciudad, y a pesar de que existe una reglamentación que va de la mano con el funcionamiento de los talleres, a decir de la Dirección de Fiscalización Municipal, al menos el 70% de estos negocios son ilegales.

En estos lugares se vende todo tipo de refacciones y piezas de autos sin el menor de los problemas y en donde el cliente tampoco investiga si el carro al que le quitaron el artículo fue robado o no.

Tan sólo en redes sociales existe más de una docena de grupos de venta de piezas y refacciones de autos, en donde se puede encontrar de todo a precios más accesibles que en una refaccionaria, lo que refleja que no sólo se trata de un producto de medio uso, sino además que no existe una garantía de su legal procedencia.

 

Inseguridad, generalizada y a la alza

 

En medio de todo este panorama de la próspera industria del robo en Quintana Roo que operan los diversos grupos delictivos, las ejecuciones se siguen multiplicando al igual que la venta de drogas y el cobro de ‘derecho de piso’, con la misma impunidad de siempre.

Otra situación que se ha hecho evidente durante los últimos meses, en el caso de los ataques armados que siguen suscitándose prácticamente a diario, es que tanto las patrullas de Seguridad Pública como las ambulancias de la Cruz Roja y de las múltiples empresas de primeros auxilios tardan cada vez más en acudir a los lugares de los hechos.

En el caso de las autoridades, la razón más lógica es la corrupción e infiltración del hampa dentro de los propios cuerpos policiacos, pero en lo que respecta a las ambulancias, ha trascendido que pende una amenaza del crimen organizado tanto sobre los operadores y paramédicos de la Cruz Roja como de las empresas privadas, por lo que muchas veces las personas heridas en esos ataques son trasladadas a los hospitales a bordo de vehículos particulares, de familiares y amigos.

 

Ciudadanos hartos toman la justicia en sus manos

 

Hartos de los cada vez más frecuentes asaltos, robos con violencia y abusos de toda clase que perpetra la delincuencia, ciudadanos de Cancún en distintos puntos de la ciudad han comenzado no sólo a alzar la voz, sino a actuar ellos mismos en contra de la inseguridad, debido a que las autoridades no hacen nada al respecto.

Un lamentable hecho reciente ocurrió el pasado 30 de agosto, cuando dos menores de edad fueron linchados por vecinos de Villas del Mar, luego de que los sorprendieran robando en un negocio de la zona.

Uno de los menores murió en el lugar como consecuencia de la golpiza que le propinaron los enardecidos vecinos y el otro fue rescatado por la policía, con lesiones serias que ameritaron su hospitalización.

En el reporte oficial se indica que se emitió al 911 un reporte de robo a casa habitación con violencia en la supermanzana 248, manzana 95, lote 2, calle 2da. Privada de Petunias, en el fraccionamiento Villas del Mar Plus.

En esa casa opera un negocio de venta y reparación de celulares, el cual fue asaltado por los adolescentes, quienes fueron retenidos y tundidos a golpes cuando intentaban escapar e intentaron refugiarse en otra casa, hasta donde fueron alcanzados por los vecinos. El sobreviviente, que fue identificado como A. F. E. J, de 16 años, confirmó que iban a robar y que esto lo había planeado su amigo de apodo ‘El Mimoso’, quien murió apaleado en  el lugar de los hechos.

Otro caso reciente que ha causado conmoción en la sociedad, por el tema de la inseguridad, es el de un joven recién egresado de la carrera de ingeniería en la Universidad del Caribe, de nombre Brandon, quien por resistirse a un asalto fue asesinado en su propio domicilio, en la región 77. El joven fue pieza clave en la construcción de una aplicación de teléfonos móviles denominada Karen –en homenaje a una condiscípula asesinada–, para que las mujeres emitan mensajes de emergencia a sus contactos en situaciones de peligro.

 

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Los artículos robados que más se empeñan o se venden en tianguis:

 

  • Herramientas diversas
  • Triciclos y bicicletas
  • Relojes
  • Alhajas
  • Bocinas
  • Televisores
  • Teléfonos Celulares
  • Videojuegos
  • Ropa