Se encontraba en el interior de una tumba de la época del Antiguo Egipto, en la necrópolis de Saqqara, y contenía trazas de Brucella melitensis, la bacteria que causa la brucelosis

EL CAIRO.- Un queso elaborado hace nada menos que tres mil 200 años en el antiguo Egipto ha llegado a nuestros días resguardado en una tumba.

El lácteo fue hallado dentro del enterramiento de un alto funcionario llamado Ptahmes que vivió en el siglo XIII a. C, durante la dinastía XIX, y estuvo al servicio de los faraones Seti I (durante cuyo reinado fue alcalde de Menfis, la capital de Egipto) y Ramsés II.

Como es bien sabido, los egipcios de las clases altas solían dedicar durante su vida mucho tiempo y recursos a planear su viaje hacia el Más Allá. Para que no les faltara de nada, era habitual que junto a sus cuerpos momificados se colocaran objetos, joyas y recipientes con bebidas o alimentos, como este queso, que estaba guardado en una vasija de la tumba de Ptahmes en la necrópolis de Saqqara.

Aunque su hallazgo se produjo durante la campaña de excavación arqueológica 2013-14, no ha sido hasta ahora cuando los análisis han revelado que se trata de queso. Una de las pruebas más antiguas de que nuestros antepasados también disfrutaban y sabían preparar esta delicia gastronómica.

Pero el análisis de este queso ha revelado otra sorpresa. En él han encontrado trazas de Brucella melitensis, la bacteria que causa la brucelosis, una enfermedad que infecta sobre todo a animales domésticos y de granja, como perros, vacas, ovejas, cerdos o cabras, pero que también pueden contraer las personas.

“Es la primera vez que confirmamos la presencia de esta enfermedad en el antiguo Egipto a través de pruebas biomoleculares. Hasta ahora, las únicas pruebas eran indirectas, pues lo que se había visto eran sus efectos en los huesos y articulaciones de algunas momias”, relata este químico italiano.

Aunque no es muy frecuente que restos de comida tan antiguos se preserven en buen estado hasta nuestros días, los objetos encontrados en las excavaciones y las pinturas realizadas en las tumbas describiendo la vida cotidiana de sus moradores han proporcionado bastante información sobre los hábitos alimenticios de los antiguos egipcios.

Así, se sabe que el pan y la cerveza, que elaboraban con cebada o trigo, eran claves en su dieta. El vino, sin embargo, estaba sólo al alcance de las clases más adineradas.