Madrid.— El director de cine japonés Hirokazu Kore-eda, último ganador de la Palma de Oro de Cannes 2018, se convertirá el próximo septiembre en el primer cineasta asiático en recibir el Premio Donostia, máximo reconocimiento del Festival de cine de San Sebastián (España).

El certamen, que este año celebra su 66 edición del 21 al 29 de septiembre, hizo pública hoy la decisión de conceder un Premio Donostia a la trayectoria del cineasta japonés, que lo recogerá en una gala en la que se proyectará la cinta ganadora de Cannes, Shoplifters (Un asunto de familia).

Kore-eda ha competido cuatro veces en la Sección Oficial de San Sebastián y ha obtenido en dos ocasiones el Premio del Público; en otras, ha acudido al festival con cintas que se proyectaron en la sección Perlas.

La programación de su último filme, Shoplifters, como Proyección Especial Premio Donostia, supondrá la décima participación de Kore-eda en San Sebastián.

Se trata del primer realizador asiático que recibe el galardón honorífico más importante del Festival, que reconoce su trayectoria y contribución al cine.

Nacido en 1962 en Tokio, Kore-eda se graduó en la Universidad de Waseda en 1987 e inició su carrera en el seno de la compañía de producción televisiva TV Man Union, para la que dirigió varios documentales.

Debutó en el cine en 1995 con Maboroshi no hikari, una ópera prima que adaptaba una novela de Teru Miyamoto y en la que ya afirmaba el estilo y temas que han sido recurrentes en su obra, como las relaciones familiares y el vacío provocado por la desaparición de los seres queridos.

La película obtuvo la Osella de Oro al mejor guión en la 52 edición del Festival de Venecia y Kore-eda fue reconocido rápidamente como uno de los más prometedores cineastas que, en la década de los 90, estaban llevando a cabo una importante renovación creativa del cine japonés.

Su segunda película, After life (1998), una original fusión de cine fantástico con técnicas documentales, no hizo sino confirmar su talento tras su estreno en el Festival de San Sebastián.

Aunque Kore-eda es uno de los grandes cronistas de la vida en el Japón contemporáneo, en varias ocasiones ha virado su estilo con incursiones en la ciencia ficción, el cine histórico e incluso el thriller cercano al terror psicológico.

En los últimos años, Kore-eda ha seguido privilegiando su interés por la familia y la infancia, a través de una serie de sensibles dramas acerca de la memoria, la pérdida y la agridulce experiencia que supone el simple hecho de vivir, todos ellos estrenados en festivales internacionales.

Kiseki (Milagro, 2011), le dio el Premio al Mejor guión en el Festival de San Sebastián; Like father, like son (De tal padre, tal hijo, 2013) y Our little sister (Nuestra hermana pequeña, 2015) participaron en la sección oficial de Cannes, mientras que After the storm (Después de la tormenta, 2016) estuvo en la sección Un Certain Regard.

Shoplifters (Un asunto de familia) le dio la primera Palma de Oro de su carrera.

A lo largo de su trayectoria, Kore-eda también ha ejercido la función de productor, apoyando los trabajos de nuevos talentos del cine japonés, como Miwa Nishikawa, Tomoko Kana, Mami Sunada o Kohei Imanaka.

El reconocimiento a Kore-eda continúa la línea de los premios del Festival de San Sebastián a grandes artistas del mundo cinematográfico cuya obra merece ser remarcada, como sucedió el año pasado sucedió con la cineasta Agnès Varda.