Jens Rohark

En el Mundo Maya existen miles de sitios arqueológicos, la mayoría de ellos fueron abandonados durante el colapso del período Clásico (s. VIII) y su grandeza desapareció después de un milenario sueño bajo la densa jungla. Inclusive, sus nombres originales se perdieron.

Hoy en día, los sitios mayas llevan diferentes nombres que les fueron otorgados por sus descubridores, los arqueólogos o los lugareños de aldeas cercanas. Los nombres de los sitios mayas a veces están en Español (como Palenque, Dos Pilas, Altar de Sacrificios, Piedras Negras, Río Azul), en Náhuatl (como Comalcalco, Utatlán, Tepezcuintle, Zacualpa, Ixtepeque) o incluso en Inglés (Blackman Eddy, Mountain Cow, Shark Point, Tiger Mound).

La mayoría de los sitios mayas cuentan con un nombre maya, lo que parece más adecuado. Algunos nombres mayas son obviamente nuevos, porque expresan el estado abandonado de estos sitios como Xlabpak (“paredes colapsadas”), Labná (“casa vieja”), Xmakabatún (“Piedra sin nombre”), Lubaantún (“Piedras caídas”) o Huntichmul (“continuos montones de piedra”). Otros nombres han sido dados por alguna característica que les llamó la atención a los exploradores o lugareños, como Bonampak (“paredes pintadas”), Dzibanché (“escritura sobre madera”), Dzibilchaltún (“escritura sobre la piedra plana”), Chicanná (“casa de la boca de la serpiente”), Oxpemul (“tres pirámides”) o Calakmul (“las dos pirámides juntas”).

El caso más interesante de los nombres de ciudades mayas, es cuando se conserva el nombre original del sitio, pero: ¿Acaso existen sitios mayas que conservan su nombre original después de tantos siglos?

En algunos casos los sospechamos, pero no estamos seguros. El nombre de Mayapán, por ejemplo, seguramente es original, porque aparece en documentos coloniales; sin embargo, como no contamos con inscripciones jeroglíficas de Mayapán, no podemos confirmar la antigüedad de este nombre. En el caso de Tulum y Chichén Itzá también se trata de nombres antiguos, aunque en los dos casos son nombres que les fueron dados durante el tiempo de la conquista. Al parecer, anteriormente, Tulum fue llamado Zama, y Chichén Itzá fue llamado Uuc Yabnal.

Para confirmar un nombre verdaderamente antiguo de una ciudad maya, deberíamos encontrar su nombre escrito en jeroglíficos en alguna inscripción. De hecho, conocemos al menos cuatro lugares, donde sí es el caso.

En Guatemala, al Este de Tikal, se encuentra el sitio de Yaxhá, cuyo nombre significa “aguas verdes”, que se refiere seguramente al lago cercano. El glifo emblema de Yaxhá se lee literalmente YAX (h)a AJAW – “señor del agua verde”. La cabeza de la tortuga usualmente se lee “a”, sin embargo, en el período Clásico, y de hecho también hasta el período colonial, la palabra “agua” no siempre se pronunciaba “ja”, sino también “ha” o “a”, dependiendo de la región.

El segundo caso lo encontramos en Cobá, cuyo nombre significa “agua picada”, refiriéndose a los lagos cercanos. En los paneles 4 y 7 del sitio, encontramos el bloque glífico escrito con los silabogramas ko-ba-a, para formar la palabra Cobá . En el panel 7, la inscripción informa de la inauguración del juego de pelota de Cobá por orden del gobernante Jun Pik Took´.

Un tercer ejemplo de un nombre conocido para una ciudad maya que esté escrito en jeroglíficos, es Ek’balam. El mural de los 96 glifos contiene el siguiente bloque, que se lee EK’ ba-la-ma, para formar el topónimo Ek’balam. Arriba encontramos el logograma EK’ para “estrella”, abajo se ubican los silabogramas ba, la y ma.

La importancia de este descubrimiento radica en el hecho de que gracias a esta lectura, sabemos que la célebre ciudad maya no se nombró Eekbalam, “Jaguar negro”, sino Ek’balam, que significa “Estrella Jaguar”.

El cuarto caso es verdaderamente fascinante. Hace muchos años, durante la construcción de la línea de ferrocarriles henequenera de Acanceh fue encontrada una vasija en forma de calabaza. Uno de sus bloques glíficos se lee (AKAN) KEH AJAW-wa, “Señor de Acanceh”. El glifo principal es una cabeza de venado. Dentro de esta cabeza notamos los rasgos distintivos del dios de la borrachera Akan.

Veamos ahora una figura de este dios dibujado en el Códice Dresde en el que aparece creando fuego al taladrar un palo. En su glifo nominal observamos el signo de la obscuridad y un elemento que se asemeja a nuestro signo del porcentaje. Estos mismos elementos aparecen en el glifo emblema de Acanceh.

Los especialistas están seguros de la lectura de este glifo, sobre todo porque aparece también pintado en uno de los murales de la pirámide de Acanceh, la cual se encuentra en pleno centro de la ciudad yucateca. En el mural se escribe el topónimo de este lugar en dos bloques. En el primer bloque aparece el glifo de AKAN, seguido por el silabograma na, el cual sirve como complemento fonético (Este mismo silabograma, por cierto, aparece en el nombre del dios Akan del Códice Dresde en lugar de su boca). El segundo bloque muestra la cabeza del venado. De esta manera sabemos con seguridad, que el orden de la lectura es efectivamente AKAN KEH.

Los lugareños saben muy bien lo que significa el nombre de su ciudad: “bramido/ grito del venado”. Es por ello que adornaron las esquinas de su parque principal con hermosas esculturas de venados.

Dibujos: Jens Rohark

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