En pleno restablecimiento de COVID-19 en la casa de Chetumal donde cumple prisión domiciliaria temporal, el exmandatario hace un repaso por las épocas en que fue presidente municipal de Benito Juárez y gobernador del Estado, y sus confrontaciones con el Gobierno Federal

POR SALVADOR CANTO

En política los pleitos son de a mentira, pero las traiciones –y más si vienen de personas que se decían tus amigos e incluso compadres– son las más dolorosas, sobre todo cuando tienen como objetivo fregarle la vida a alguien a base de mentiras, expresó el exgobernador de Quintana Roo Mario Ernesto Villanueva Madrid, en amplia entrevista con El Despertador de Quintana Roo.

En medio de una lenta pero evidente recuperación de COVID-19, gracias a la oportuna intervención de médicos destacados que lo atienden pese a la complicación pulmonar que padece desde hace varios años, el ingeniero, quien permanece en prisión domiciliaria en la Ciudad de Chetumal desde junio pasado, habló de lo bueno y lo malo que vivió en el servicio público como presidente municipal de Cancún y después como gobernador; recordó interesantes anécdotas, el motivo por el cual decidió otorgarle la concesión del servicio de agua potable a la empresa Aguakan con la que incluso llegó a un proceso judicial porque se negaba a construir una planta de tratamiento de aguas residuales, así como el conflicto con expresidente Ernesto Zedillo por no permitir que los familiares de éste hicieran negocios a cuenta del erario público, lo que probablemente derivó que le hiciera la vida imposible, al grado de fabricarle un expediente para encarcelarlo. Tan fue así que incluso recordó que quien fuera su “verdugo”, Mariano Herrán Salvatti (el encargado de armar todo el proceso en su contra), terminó como su abogado defensor.

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En exclusiva, Villanueva Madrid emitió una disculpa pública a quien durante su gobierno estatal era el líder de la CROC, Salvador Ramos Bustamante, pues reconoció que ‘hubo diferencias con él, problemas que ya son cosas del pasado… lo lamento’.

Es de recordar que Mario Villanueva es de profesión ingeniero agrónomo, egresado de la Universidad Autónoma de Chihuahua; en 1990 fue electo presidente municipal de Benito Juárez, en 1991 fue postulado por su partido y electo senador por Quintana Roo y por su destacada carrera, el Partido Revolucionario Institucional (PRI) decidió postularlo como candidato a gobernador de Quintana Roo, cargo para el cual fue electo en 1993.

¿Cómo va su recuperación con el tema del COVID-19?

Ahí vamos, gracias a la intervención de médicos destacados; la verdad esto es muy serio, quisiera decirle a la gente que tomen en serio esta situación porque es terrible, que vean cuántas personas han fallecido, varios amigos se me han ido, yo la estoy brincando gracias a Dios, hay que cuidarse y seguir las indicaciones que dan las autoridades, si no tienen nada qué hacer en la calle que se queden en su casa y si tienen que salir, que usen cubrebocas y mantengan la sana distancia.

Como presidente municipal de Cancún, ¿cuáles fueron sus principales retos?

Yo recuerdo que había los problemas de invasión, las regiones 101, 102, Las Culebras; en toda esa parte había esa situación, y desde que comencé campaña me di a la tarea de planificar un proyecto y cuando logramos establecerlo, me acuerdo que hasta invité a mi amigo Víctor Cervera Pacheco, quien era el secretario de la Reforma Agraria, para que me apoyara a regularizar esos terrenos porque eran ejidales.

Víctor Cervera Pacheco. Mi mejor amigo en la política

Lo importante es que hubo una gran colaboración de todos los sectores, de la gente en las regiones, Yolanda Ramírez en las regiones 101 y 102, mi gran amiga Magaly Achach con el Frente Único de Colonos, Elizabeth López Melo con la Asociación Cívica del Norte de Quintana Roo (Acinqroo), y con ellos pude ir formando un equipo de trabajo en las colonias para llevar servicios hasta donde pude, porque no había dinero en la presidencia.

Así como teníamos el problema de invasión de 2 mil hectáreas en la parte de Las Culebras que todavía eran del ejido Isla Mujeres, lo mismo ocurrió en la parte sur donde están las regiones 500 que era del ejido Bonfil, que son hasta la fecha mis grandes amigos al igual que los de Isla Mujeres.

Otro problema era las plantas de tratamiento de Fonatur en el bulevar Kukulcán que olían feo, trabajamos en la búsqueda de promoción del turismo con los empresarios.

¿Cómo se planeó el crecimiento de Cancún en su administración?

Cuando yo era candidato a presidente municipal, me apuré a hacer un Plan de Desarrollo, algo que hoy en día quien llega a la presidencia no lo hace y yo lo hice durante la campaña con la ayuda de mi difunta amiga Cristina Castro y su equipo de trabajo, que fue muy valioso.

Hicimos dentro del plan de gobierno un Plan de Desarrollo Municipal para definir qué acciones íbamos a seguir y al entrar a la presidencia, en caliente se puso en marcha. Recuerdo que obtuve un apoyo muy fuerte de la Secretaría de Desarrollo Social federal que encabezaba Carlos Rojas, muy amigo mío, y del Fondo Nacional de Población (Fonapo) que dirigía Fidel Herrera.

Ellos decidieron dar un apoyo muy importante para obras de electrificación, de agua, de calles en Cancún y con eso logramos mitigar en gran parte el problema.

Entonces llevaba yo un programa de trabajo; no puedes ir a un lugar a dirigir si no tienes un plan de trabajo, ese es mi concepto.

Cuando se dio su candidatura a la gubernatura, ¿cómo se dio esa “mancuerna del cambio” con Carlos Cardín?

Con Carlos Cardín. La mancuerna del cambio

Yo promoví a Carlos Cardín para la presidencia municipal porque era muy entusiasta, un hombre organizado y trabajador. Yo no le puse ese nombre, no recuerdo quién fue el que la nombró así, “la mancuerna del cambio”, pero básicamente era trabajar en común acuerdo presidente municipal con su cabildo y el gobernador y entonces logramos que el trabajo fuera organizado y efectivo, por ejemplo para poder reordenar esas superficies invadidas, establecí una comisión de ordenamiento urbano que se dedicó a atender esa situación de las colonias que se estaban creando y como no había dinero y todas esas tierras eran propiedad del ejido, les propuse expropiar las tierras, y en lugar de pagarles fuimos a la mitad para asentamientos urbanos y me comprometí a liberar las invasiones porque ahí irían calles, servicios, lotes de vivienda y demás, y todo fue bueno porque recibieron mil hectáreas que repartieron entre todos los ejidatarios y el gobierno tomó las otras mil para ordenar ahí y todo ese trabajo se hizo de la mano entre el presidente municipal de ese entonces, que fue Carlos Cardín y un servidor como gobernador. De hecho, tuvimos muy buenos resultados y cuando llegó Rafael Lara, un gran amigo también, se hizo un trabajo excelente y con él hicimos una doble mancuerna y eso ayudó a que hiciéramos cosas con mejores resultados.

¿Se hizo mucho trabajo por la gente?

La realidad es que esto se hizo pese a que se trató de un programa difícil que llevaba mucho recurso; me acuerdo que para poder meter los servicios se necesitaba dinero después de que expropiamos las 2 mil hectáreas del ejido Isla Mujeres y las poco más de 700 de Bonfil

Del monto total que se requería de servicios, el Gobierno del Estado ponía la tercera parte, los colonos la tercera parte y nosotros pedimos al Gobierno Federal que pusiera su tercera parte y aunque el presidente dijo que sí, nunca se cumplió; ante ello tuvimos que hacer un ajuste con los fondos del Gobierno del Estado para absorber y no cargarles la mano a los colonos, y se arregló que se les dieran lotes subsidiados, que era muy importante. Junto con eso me hice el compromiso del drenaje, agua potable y el tratamiento de las aguas negras en Cancún

¿Fue entonces cuando se dio la primera concesión de Aguakan?

Sí, y lo explico. El problema era sencillo, pues así como no teníamos dinero para pagar la expropiación de mil 700 hectáreas (tanto de las de Isla Mujeres como las de Bonfil), no podíamos hacer las obras de agua, drenaje y las plantas de tratamiento, pues además no había capacidad de endeudamiento, porque la que me había dejado el gobernador Miguel Borge, si bien fue muy bajita y aunque esto no era problema, la situación era que no podíamos endeudarnos por todo lo que necesitaba Cancún.

Por ello es que recurrimos a concesionar estos servicios, porque se requería abrir pozos para el agua, la tubería de conducción de la zona de pozos hasta Cancún, la tubería de distribución a los domicilios, donde se rompía el pavimento habría que arreglar y poner la planta de tratamiento.

Tuve muchos problemas con el presidente (Ernesto Zedillo) en ese tiempo, porque la empresa no quería poner las plantas de tratamientos y todas las aguas residuales se tiraban a cielo abierto y en los acuíferos subterráneos se estaban escurriendo esas aguas hacia el mar, con el riesgo de contaminar.

Lo que se hizo fue una concesión modelo y aquí quiero decir una cosa muy importante, Aguakan se convirtió en el “ogro” en Cancún y tiene razón la gente en quejarse, pero yo no me siento culpable por una razón: en la concesión quedó muy amarrado que todo el control de las tarifas sería a través del gobierno del Estado con la CAPA como los municipios.

Entonces, ¿qué ha pasado ahí?, pues con todo respeto, las diferentes autoridades municipales no han metido en cintura a Aguakan. Yo lo hice después de la concesión, porque no querían hacer la planta y nos peleamos, se ampararon en contra de nosotros y se armó un pleito jurídico muy fuerte que no se me olvida, porque un día me citan a Gobernación y ahí estaba el jurídico defendiendo al empresario en contra del Gobierno del Estado.

Yo le dije al entonces secretario de Gobernación, Emilio Chuayffet, ‘¿de qué se trata?’ y fue cuando tuve conflictos con el presidente porque le dije que el único problema es que estos señores no querían poner la planta de tratamientos de aguas.

Nos fuimos al pleito jurídico, bueno, nos llevaron ellos y se los gané en marzo de 1999, no se me olvida y ahí en el salón de Cabildos del Ayuntamiento de Benito Juárez se firmó con la empresa por 25 millones de dólares para poner la planta de tratamiento, o sea, ¿qué ha pasado?, ¿quién tiene el control de la empresa concesionaria?, son dos personas morales, el Gobierno del Estado a través de la CAPA y los municipios de Benito Juárez e Isla Mujeres y si la empresa hace sus mañosidades, lo único que hay que hacer es jalarle las riendas.

¿Cómo se dio la confrontación con el entonces presidente Ernesto Zedillo y qué fue lo pasó realmente?

Fue muy dolorosa mi confrontación con el presidente. Lo que pasó es largo de explicar porque el presidente desde que llegó, por acciones que desconozco, me estuvo limitando… Justamente en un principio yo quería resolver el tema del agua potable, drenaje y planta de tratamiento de aguas residuales, pero el hermano y el primo del presidente dijeron que ellos lo hacían, pero costaba un dineral y lo querían hacer con cargo a deuda del Gobierno del Estado junto con todas las demás obras del gobierno y no nos alcanzaba para ello.

Con Ernesto Zedillo. Fue muy dura mi confrontación con el presidente

Además yo les dije que no porque ellos eran unos vivales, querían el Centro de Convenciones para poner un casino y yo lo había rescatado para otro fin y creo que ahí comenzó todo en mi contra.

Luego vino la carretera Cancún-Tulum, que era para mí prioridad, para poder desarrollar el corredor de lo que hoy es la Riviera Maya y logramos hacerla nosotros, pues el hermano y el primo del presidente querían hacerla con crédito del gobierno a una fuente de financiamiento española y así costaba un dineral y pues no lo aceptamos. Querían hacer y ejecutar el proyecto para endeudar al Gobierno del Estado para que ellos ganaran de todas todas y yo les dije que no. Yo no endeudé al gobierno y dejé buenas cuentas.

Esas y hay muchas cosas más que se fueron dando, como el horario de verano que tanto preocupaba a Cancún cuando se puso una hora más para Quintana Roo; me acuerdo que había un problemón y mandé al secretario de Turismo, Gustavo Ortega, y se reunió con todos los líderes, empresarios y demás en la sala de Cabildo de Benito Juárez y yo me fui a ver al presidente a decirle lo que estaba pasando, le dije que ni los empresarios ni la gente de Cancún, incluso los amigos de la zona maya, nadie quería ese horario y aunque me dijo que se quedaría así, yo le dije que se iba a cambiar y se cambió, y eso es lo que me critican, me dicen que soy duro pero la gente era lo importante y esa era mi responsabilidad. Ni Cancún, ni Cozumel, ni Chetumal querían ese horario, se lo dije al presidente y él me respondió que yo le estaba creando el problema e incluso le llevé todas las notas de prensa y el presidente me dijo que yo las mandé a publicar e insistió en que yo estaba manejando a la gente, lo cual no fue cierto. ‘Me ofende que me diga eso, presidente’, le dije porque estábamos solos en su despacho y entonces le respondí que lo lamentaba y se cambiaría el horario y hablé con el director de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), Rogelio Gasca Neri y con el Secretario de Energía (Sener), Luis Téllez, y les dije que íbamos a regresar el horario como es y no querían, pero a pesar de eso se hizo y se enojaron.

Como estos, son muchos los problemas que tuve con el presidente, yo no sé por qué no le simpatizaba, tal vez tenga que ver el origen de los negocios que quería hacer su familia y que me opuse, y también me dicen que como él traía broncas con Luis Donaldo Colosio –que me consta– porque fue su coordinador de la campaña y me decía que yo era muy amigo de Colosio, y una vez tenía una foto de Colosio en mi despacho (en palacio de gobierno) y llegó una persona para coordinar una gira del presidente Zedillo y me dice: ‘oye, quita esa foto de ahí’ y yo le pregunté por qué, y me dijo que ‘el presidente no puede ver a Colosio’ y conmigo la agarró en serio, y ya todo lo demás es historia.

¿La etapa más complicada y dolorosa fue cuando lo detuvieron?

Ha sido lo más doloroso porque la realidad es que yo iba a entregarme, me crearon todo un expediente; me detienen porque Irving Trigo se pone de acuerdo con la PGR y me entregó a la mala pero bueno, el problema es que tuve que estar guardado, después de eso me llevan a Almoloya y la llamada que le deben de dar a todo preso, a mi me la dieron tres meses después de que me detuvieron. Yo me acuerdo que cuando detuvieron al “Chapo”, lo subieron a un helicóptero, pide llamar y el mismo funcionario le presta su celular y a mí me llevan a Almoloya y mi expediente era en el Reclusorio Oriente y todo fue ilegal. Se equivocaron cuando me llevaban y tuvieron que dar vuelta porque entonces me llevaban a otra cárcel y logré contar desde la camioneta donde yo iba, 21 carros que iban en caravana llevándome, hágame el favor, tanto show del gobierno.

Es como ahora que no me querían dejar ir al hospital para mi atención médica y finalmente cuando me llevan, iban tres camionetas con cuatro personas de la Guardia Nacional con trajes de campaña, chalecos y rifles R-15, hazme el favor, como si fuese un pinche delincuente, pero bueno, el gobierno sigue haciendo su show conmigo y los malosos ahí andan felices.

Ingeniero, ¿cómo ha visto el desarrollo del periodismo en México y Quintana Roo y cómo considera que lo han tratado?

De Cancún a Almoloya, libro de Antonio Callejo

Pues mira, no me trataron bien y no hablo de Quintana Roo porque aquí solo un periodista hizo un show, este (Antonio) Callejo con el libro De Cancún a Almoloya, donde todo fueron mentiras y lo he demostrado, y todo lo hizo por protagonismo personal, hizo su libro utilizando mi nombre, enlodándome a mi y a mi familia con tal de aparecer ahí como don chingón, como periodista. Solo fue él, porque en realidad no fui maltratado por los periodistas del Estado. A nivel nacional sí por una razón, los periódicos nacionales estaban controlados por el gobierno; El Universal era el que sacaba la mayor parte de las notas en mi contra y estaba ligado directamente a la Secretaría de Gobernación con Emilio Gamboa, que era el subsecretario que manejaba todos los asuntos que le interesaban al gobierno, como mi caso por ejemplo.

Cualquier nota era de que yo era lo peor y es natural también que cuando un político cae, que la gente crea que es verdad, eso es muy natural porque a los políticos en el gobierno, a todos se les ve como gente que se aprovecha del cargo. Yo dejé buenas cuentas y está demostrado, incrementé el patrimonio del gobierno y no endeudé, pero además, a mí nadie me acusó de eso, no pudieron acusarme de corrupción porque no la había, ni de problemas fiscales ni de nada, entonces por eso me inventaron que yo protegía narcos. Fue muy doloroso ir a Almoloya porque la primera llamada a la que tenía derecho desde el momento de mi detención, que estuve muchas horas en Cancún en el local de la PGR no me dejaron hablar; ‘después, después’, me decían y ese después fueron tres meses que fue cuando pude hablar con mi mamá (Toñita Madrid Santín, q.e.p.d.), pues a mi esposa y mis hijos también los estaban persiguiendo sin razón; fue una persecución de lo más cruel; imagínate a mi esposa con mis hijos, mi niña de ocho años y tenían que andar escondidos. Yo pude hablar cuando llegué a Almoloya a los tres meses con mi mamá y luego era una llamada cada tres meses y solo era con mi mamá.

Se habla de que Quintana Roo dejó de ser un estado de trasiego de drogas para convertirse en un lugar de consumo. ¿Cómo ve esta percepción?

Quintana Roo no ha dejado de ser un estado de trasiego porque sigue habiendo casos y lo vemos en la prensa, que han caído varios aviones en este año y el anterior. Claro que sigue el trasiego de droga, los cárteles no le han parado con su actividad de meter droga a México y mandarla a otros lados. Ahora el consumo se da, algunas personas se han aficionado a las drogas, yo no te sabría decir ni quiénes, ni cuántos y ni cómo, pero como en todo el país, aquí también hay consumo de drogas.

Volviendo al asunto de su proceso penal, ¿cómo fue que Mariano Herrán Salvatti pasó de ser su verdugo a su defensor?

La mejor prueba de que soy inocente es que al día siguiente que me trajeron de Estados Unidos (18 de enero del 2017), estando en el Cefereso me dijo un comandante que tenía visita de mi abogado y le respondí: ‘¿cuál abogado, si no tengo?’

Mariano Herrán Salvati, de perseguidor a defensor

Sin embargo, me insistió y cuando me llevaron al locutorio que es un lugar cerrado, vi enfrente sentado a Mariano Herrán Salvatti que fue mi verdugo, quien junto con José Luis Santiago Vasconcelos armaron todo en mi contra y me dijo: ‘¿le sorprende verme?’ Y le respondí que sí.

Me dijo: ‘vine a verle porque quiero que me nombre su defensor, quiero ayudarlo a que se reconozca su inocencia porque a mí es a quien me consta que usted es inocente’. Entonces me le quedé viendo, me senté frente a él y por medio de la rendija que separa los espacios mediante un vidrio blindado, saqué la mano y agarré la él y fue así que se puso a trabajar, hicimos muy buena relación, me ayudó bastante hasta que se murió de cáncer.

Desde un principio aceptó que todo fue inventado y así lo dijo ante autoridades, de que todo fue inventado por órdenes del presidente Zedillo, no lo digo yo, lo dijo él.

También recibí apoyo de José Luis Santiago Vasconcelos, quien era el segundo a bordo de Mariano Herrán en la dependencia donde se armó todo mi expediente (Fiscalía Antidrogas), yo estaba en la cárcel y a través del gobernador Félix González que estuvo haciendo gestión con él, decidió ayudarme, se reunió varias veces con el “Jefe” Diego Fernández de Cevallos y mi abogado Horacio García y ahí José Luis reconoció que yo era inocente, de hecho él quería evitar mi extradición a Estados Unidos porque era ilegal y desafortunadamente en un avionazo se muere y se amoló el asunto, ya no me pudo ayudar.

Antes, durante y después de su gobierno, ¿se sintió traicionado?

Sí, por bastantes personas pero yo no le llamo traición, simplemente le llamo naturaleza humana. Cuando estás en la cárcel o en situaciones de este tipo, la gente corre, pero estas traiciones también fueron con los que en lugar de ayudar, pues obstaculizaron y no se vale. Personas que primero se hicieron compadres míos y luego me negaron pruebas que necesitaba yo para mi defensa y que por ley me debían de dar, fíjate qué curioso y además, eso duele más, lo que yo pedía eran unos planos que necesitaba de Catastro. Mi compadre en ese tiempo era el director, tuvo dos horas a mi esposa afuera esperando mientras yo estaba en Almoloya, requeríamos el plano de la ciudad de Chetumal, del Estado y de Cancún, y después de dos horas más o menos, no la recibió y ni le dieron los planos, cuando cualquier persona va a catastro, pide un plano, los paga y se los dan y entonces, de ese tamaño hubo muchas personas. Bueno, que Dios los bendiga, yo sigo mi camino y para atrás no cuenta.

Hay notas periodísticas que hablan de que durante su gobierno tuvo problemas con el entonces dirigente de la CROC, Salvador Ramos Bustamante, ¿qué fue lo que pasó ahí?

Hubo diferencias con él, problemas, pero todo eso es del pasado. Mira, yo lo he dicho siempre y no son palabras mías: en política los pleitos son de mentira; en la política no hay que tomar las cosas tan en serio cuando hay diferencias, y yo no tengo nada en contra de Salvador; al contrario, tengo buena relación con su hijo Emiliano (Ramos, exdiputado local), quien en estos días que me pegó el virus (COVID-19) me estuvo orientando con mensajes y se lo agradezco mucho. Con Salvador yo he quedado de hablar para comentar todo lo que pasó atrás y darle un plumazo. Un día me dijo Emiliano que su padre quería una disculpa mía y la tiene, que me diga cómo la quiere y lo hago, yo no soy gente de rencores ni de venganzas y ni de odios, no tengo esos sentimientos, mi mente ha permanecido limpia y mejor ahora.

Salvador Ramos Bustamante. Le pido disculpas

Me gustaría aprovechar este espacio en El Despertador de Quintana Roo para decirle con toda honestidad: ‘Salvador, en donde te encuentres, discúlpame por todo el daño que te hice o pude hacerte, son cosas del pasado que ocurrieron pero ocurrieron y pues en lo que te haya ofendido, Salvador, lo lamento y discúlpame’.

(Cabe señalar que en su momento, Ramos Bustamante fue encarcelado en Cancún luego de que intentó crear un nuevo sindicato de taxistas y acusó al exgobernador de ello.)

*****

Para concluir la entrevista, El Despertador de Quintana Roo le hizo una serie de preguntas al exgobernador sobre distintos personajes, para conocer su opinión sobre ellos:

¿Quién ha sido su mejor amigo en la política?

Víctor Cervera Pacheco, exgobernador de Yucatán (q.e.p.d.).

¿Quién no lo ha dejado solo ni en las buenas ni en las malas?

Mi familia siempre ha estado conmigo. Los políticos del PRI del alto nivel, me abandonaron en todo momento.

Andrés Manuel López Obrador.

Él, en noviembre del 2018 en Cancún –tengo las fechas aún–, como presidente electo recibió una carta mía de manos de mi hijo y él comentó: ‘dígale a su padre que habrá justicia’. Ya cuando llega a la presidencia, le encarga el asunto a la Dra. Olga Sánchez Cordero, secretaria de Gobernación, que ha sido sumamente amable y comprensiva con mi situación y que me ha ayudado y me sigue ayudando. El 9 de noviembre del 2019, en Felipe Carrillo Puerto, el presidente dijo que ‘la libertad de Mario Villanueva es mi compromiso’, pues yo estoy esperando.

 

Salvador Ramos Bustamante.

Un ser humano a quien le pido disculpas.

Ernesto Zedillo.

No sé en dónde ande y no me interesa saber de él. Él fue quien ordenó todo para que yo estuviera en la cárcel y esté viviendo toda esta pesadilla. La realidad es que no pienso en él como no pienso en los que me hicieron daño porque le haría mucho daño a mi mente. Yo aprendí en la cárcel lo difícil que es vivir con internos, con presos que todos los días están pensando, perdón por la palabra, en cómo le parto la madre a quien me hizo esto. Yo les decía que había cosas más importantes.

Joaquín Hendricks Díaz.

Yo no sé en dónde anda ni me interesa, la realidad es que siempre estuvo en mi contra, yo refugiado y luego en Almoloya y ahí se portó gacho. Yo no sé por qué se portó mal conmigo y nunca lo he sabido.

Con Joaquín Hendricks. Siempre estuvo en mi contra

Félix González Canto.

Él me ayudó, lo reconozco, cuando fue gobernador hizo muchas gestiones para que avanzara mi caso y dentro de esas gestiones trabajó con José Luis Santiago Vasconcelos y con el “Jefe” Diego; entonces tengo que reconocerle lo que es.

 

Roberto Borge Angulo.

En principio comenzó a echarme la mano, luego tuvo conflictos, quería correr del Ayuntamiento a mi hijo (Mario Villanueva Tenorio) cuando fue presidente municipal de Othón P. Blanco; él y yo nos hicimos de palabras y bueno, finalmente dijo que ayudó, pero no ayudó del todo.

Carlos Joaquín González.

Tengo que reconocerlo, me ha echado mucho la mano, en principio para que yo esté aquí, para mi estancia en la clínica, ha ayudado y la realidad es que estoy muy agradecido con él.