Tras perder la gubernatura del estado en una caída estrepitosa, los dirigentes estatales siguen sin dar la cara, ni hay visos en ambos partidos de alguna estrategia para emprender la reconstrucción, en medio de la creciente inconformidad de sus militantes

SALVADOR CANTO

Luego del triunfo en el 2016 que encumbró al Partido Acción Nacional (PAN) como la primera fuerza política de Quintana Roo en coalición con el Partido de la Revolución Democrática (PRD), el pasado proceso electoral del 5 de junio evidenció la falta de congruencia, principios y credibilidad de los dos institutos políticos que históricamente y por ideales, son como el agua y el aceite y en esta ocasión fueron relegados a la cuarta y sexta posición, pero pese a ello han comprometido continuidad a su alianza para las elecciones concurrentes del 2024.

Hoy, tras la debacle, ambos partidos se encuentran sin pies ni cabeza, pues los aún dirigentes estatales han optado por la política del avestruz, es decir, no dan la cara ni a sus militantes para dar una explicación de lo ocurrido.

Aunque es un secreto a voces que el pobre resultado que obtuvieron fue derivado no solo del mal desempeño de sus funcionarios públicos que han gobernado los últimos seis años en la entidad, sino también por la mala elección de los candidatos, que no estuvieron a la altura de las circunstancias.

El secretario general del PAN, Germán González Pavón, reconoció que los resultados obtenidos muestran la inconformidad ciudadana por la falta de contundencia del trabajo realizado por la administración estatal emanada de una coalición PAN-PRD.

Aunado a ello, la serie de problemas internos e incluso de índole personal entre algunos de sus militantes y directivos ha agravado en los últimos días la crisis partidista que se polarizó con la reciente derrota electoral, de la cual ninguno de ellos quiere responsabilizarse.

El Despertador de Quintana Roo buscó a los dirigentes estatales del PAN, José Faustino Uicab Alcocer y Leobardo Rojas López del PRD, pero ambos se negaron a dar alguna entrevista o al menos informar sobre lo que viene para los institutos políticos en las próximas semanas y cuál es el plan de control de daños, tras el desastre del pasado 5 de junio que ha llevado a muchos militantes a exigir sus renuncias.

A estas alturas el panorama para ambos partidos políticos es incierto, y más aun cuando varios connotados militantes han optado por abandonar sus filas en los últimos años, en algunos casos porque dejaron de ser tomados en cuenta y en otros por conveniencia, lo que una vez más exhibe la falta de congruencia y de credibilidad en muchos actores políticos, en busca del poder por el poder, más allá de convicciones e ideologías políticas.

Cabe recordar que en este proceso electoral el PAN y el PRD fueron acompañados en su malograda aventura por el partido local Confianza por Quintana Roo, el cual no les aportó nada; por el contrario, su participación pasó más que desapercibida.

Tras la derrota, sin pies ni cabeza

Luego del revés electoral del pasado 5 de junio, tanto el PAN como el PRD están por los suelos, sus dirigencias no encuentran la salida y tampoco dan una explicación de lo sucedido a toda su militancia, pues saben que cometieron severos errores en la asignación de la mayoría de las candidaturas pese a que algunas fueron impuestas a nivel nacional, otras se acordaron en el entorno local, lo que causó que desde el arranque, a la mitad y al final de las campañas, muchos simpatizantes abandonaran estos partidos y apoyaran a otro, principalmente Morena.

Ninguno de los líderes ha presentado un plan de control de daños tras el desastre del pasado 5 de junio, pues no supieron refrendar el histórico triunfo del 2016 en donde derrotaron al otrora poderoso PRI y la carga de responsabilidad recae precisamente en ellos.

A estas alturas no se ve un plan de rescate para el PAN y menos para el PRD, pues sus dirigentes están más preocupados y ocupados atendiendo asuntos personales, como el caso del dirigente de Acción Nacional, Faustino Uicab Alcocer que está aferrado en tribunales para hacerse de una diputación plurinominal.

De acuerdo con Patricia Sánchez Carrillo, exdirigente del PAN en la entidad, el todavía líder de Quintana Roo está más que desesperado y hurgando por todos lados, a ver si consigue su plurinominal mediante varios recursos interpuestos antes el Tribunal Electoral para que le den lo que nunca buscó por la vía del trabajo político, y consideró que los resultados obtenidos en las urnas representan para los verdaderos panistas una completa vergüenza.

La dramática caída del PAN en QR

En las elecciones anteriores a la gubernatura el PAN se convirtió en la primera fuerza del estado, con el 33 por ciento de la votación a su favor; sin embargo, solo seis años después cayó al cuarto puesto, con apenas el 12 por ciento de los sufragios.

Es decir, por cada tres personas que votaron por el PAN en 2016, dos dejaron de hacerlo el pasado 5 de junio.

En su propia página oficial, el PAN presume una militancia de dos mil 281 afiliados en todo el estado con corte hasta el 1 de julio del 2022, según pudo ser consultado por El Despertador de Quintana Roo.

Pese al triunfalismo manifestado en campaña, al final solamente lograron una diputación plurinominal pues los votos ciudadanos no favorecieron a ninguno de sus candidatos, cuando hace seis años fácilmente alcanzaron seis diputaciones, incluidas victorias en cuatro distritos.

Son numerosas las voces que señalan como responsable de esta caída al actual dirigente, Faustino Uicab Alcocer, a quien califican como un “títere” del todavía diputado local Eduardo Martínez Arcila.

Militantes manifestaron su inconformidad desde el momento de la toma de decisiones de algunos candidatos para diputados así como de la propia gubernatura, en donde hubo acuerdo entre las dirigencias nacionales para nombrar a Laura Fernández Piña; como consecuencia de ese clima de descontento, hubo una desbandada de panistas desde antes de iniciar, durante y hasta cerca de concluir las campañas políticas.

Algunos de ellos anunciaron su renuncia de manera oficial y ante los medios, pero otros únicamente lo hicieron a título personal, aduciendo no estar a favor de los acuerdos políticos que hizo el PAN con el PRD para este proceso electoral.

Por ejemplo, a finales de abril en Felipe Carrillo Puerto renunció un grupo de panistas encabezados por el presidente del Comité Municipal Bryan May Poot,  junto con su equipo integrado por María Fernanda Ek Chulim, secretaria general, y Víctor Manuel Pool Poot, secretario de elecciones, para sumarse al proyecto de Mara Lezama.

El motivo de estas renuncias, argumentaron, obedeció a que las candidatas a la gubernatura y a la diputación por algunos distritos electorales “no representan al panismo, sino a intereses de un grupo en la cúpula del PAN”.

En ese mismo contexto otras figuras panistas como Juan Carlos Pallares y Eduardo Pacho Gallegos, hicieron lo propio y se cambiaron de camiseta para irse por Morena.

Ambos personajes expresaron opiniones similares a través de sus respectivas redes sociales, al considerar que los verdaderos panistas tienen que someterse a una profunda reflexión para determinar qué fue lo que pasó dentro de sus filas, aunado a que consideran que, para dar un paso importante hacia adelante, primero tiene que llevarse a cabo una renovación de los comités municipales y sobre todo del estatal.

Otros militantes con los que El Despertador de Quintana Roo pudo hablar respecto a la crisis de dicho partido coincidieron en señalar que parte del grave problema por que el que atraviesan se llama Eduardo Martínez Arcila, quien para muchos es la figura del naufragio panista.

Juan Carlos Pallares, en calidad de exdirigente del PAN, recordó que su renuncia fue con carácter de irrevocable, pues su permanencia ya no tenía sentido debido a que “ciertos grupos” se apoderaron del partido e hicieron a un lado a la verdadera militancia. “Se tomaron decisiones y se han perdido las formas que no puedo compartir ni estar a gusto con ellas, eso es básicamente el motivo por el cual renuncié a mi militancia”, explicó.

Alianzas y traiciones dentro del PRD y PAN

La historia aliancista entre el PAN y PRD tuvo su razón de ser en Quintana Roo desde 1993, cuando pretendió ser un contrapeso natural del entonces predominio priista.

No obstante, muchos perredistas nunca han estado de acuerdo en coaligarse con el panismo porque se trata de partidos que a lo largo del siglo XX estuvieron confrontados electoral e ideológicamente con proyectos de gobierno supuestamente distintos, pero en los últimos años han cambiado sus ideales por mera conveniencia.

De acuerdo con Héctor Gerardo Ortega Contreras, uno de los fundadores del PRD en Quintana Roo, pero hoy miembro y también fundador de Morena, en 1989 cuando se conformó el partido del sol azteca, tuvo la encomienda en Quintana Roo de reunir a ciudadanos afines ideológicamente para organizarse y tener una representación estatal, lo cual se logró hasta 1991 con las adhesiones de Tomás Contreras, Julio Lara, Lázaro Blanco, entre otros.

“Ya como partido político, en el proceso electoral de 1993, Mario Villanueva era el candidato del PRI a gobernador, y el PRD hizo una fallida alianza con el PAN y en esa yo nunca estuve de acuerdo. Tomás Contreras estaba decidido a que se tenía que hacer y se hizo, aunque yo voté en contra pero se determinó que fuera el candidato Eduardo Pacho Sánchez, quien nos traicionó a unos días de la elección y se desató una brutal represión priista, que llevó a la cárcel a varios compañeros, entre ellos Isauro Pool, Ibrahim Meza, Gaspar Caamal; yo me salvé porque casualmente estaba en la Ciudad de México por mi trabajo de pintor dibujante muralista”, explicó.

Sostuvo que en todo ese proyecto fallido tuvieron que ver el PRI, la gente de Mario Villanueva Madrid e incluso Carlos Cardín Pérez, que eran los candidatos a la gubernatura y a la presidencia municipal respectivamente, bajo el eslogan “la mancuerna del cambio”.

Pese a su descontento por la conformación de la alianza, Héctor Ortega reconoció que Eduardo Pacho, que venía abanderado por el PAN, pudo haber sido el primer presidente municipal de Benito Juárez a nombre de ambos partidos, pero “extrañamente, a unos días de la elección desapareció, nadie supo de él hasta que apareció en un programa de Televisa diciendo que le había dado un infarto y que por su estado de salud le era imposible llegar a la elección y nos dejó agarrados de la brocha”.

Recordó que posteriormente, en 1999, el PRD tuvo como candidato a gobernador a Gastón Alegre López, a quien el PRI con su abanderado Joaquín Hendricks le robó la elección y a pesar de ello se ganaron siete diputaciones. (Cabe señalar que el propio Gastón Alegre sostuvo, en una entrevista con El Despertador De Quintana Roo realizada en noviembre de 2020, su convicción de haber sido el triunfador en aquel proceso electoral; “claro que yo gané la elección y en su momento lo dijo Mario Villanueva en una conferencia, y lo tengo grabado”, aseguró en aquel entonces el empresario radiofónico.)

Héctor Ortega recordó que fue hasta el 2002 cuando por fin le tocó ser candidato a diputado local, y aunque muchos creyeron que no llegaría, “logré participar en la X Legislatura como diputado y coordinador del grupo parlamentario del PRD”.

En resumen –explicó–, desafortunadamente quienes han dirigido los destinos del PRD en el estado no han sabido llevar a buen puerto lo que era un gran proyecto de izquierda y por el contrario, de la noche a la mañana se volvieron aduladores del PAN, del PRI y los gobiernos en turno y por esa razón, muchos nos salimos y hoy estamos en Morena.

Expresiones, tribus y clanes hundieron al PRD

Durante décadas al interior del PRD se han manejado diversas corrientes políticas que con el paso del tiempo fueron denominadas expresiones, tribus o clanes.

En sus inicios, las “tribus” permitieron mantener una gobernabilidad del instituto con acuerdos que siempre eran benéficos para todos.

Por ejemplo, estaba Izquierda Democrática Nacional (IDN) que fue encabezada por Héctor Ortega, pero también estaban los “Amalios”; Julián Ricalde y la familia Ramos se identificó con Alternativa Democrática Nacional (ADN), también estaba Nueva Izquierda (NI) de los “Chuchos”, entre otros.

En ese contexto, las corrientes que mantuvieron una pugna constante fueron ADN y Nueva Izquierda (NI) que representa Gerardo Mora Vallejo.

Al paso de los años el PRD se convirtió en un partido “familiar”, de parientes, amigos y allegados que persisten en su búsqueda del poder e incrementar su fortuna, con apellidos como Esquivel Lemus, Ricalde, Ramos, Beristain y ahora los Mora Vallejo que han controlado ese instituto político solo para buscar su beneficio.

No obstante, las nuevas circunstancias políticas han dado un vuelco a esa estructura, y en el PRD oficialmente hoy ya no hay tribus ni clanes, pues quienes los encabezaban figuran ahora en otros partidos políticos, principalmente Morena.

Rafael Esquivel Lemus, exdirigente estatal del PRD, reconoció que estas expresiones políticas que ya desaparecieron le hicieron mucho daño al partido porque solo se establecieron cotos del poder.

“Desde hace algunos años advertí que el grave riesgo que había en el PRD si no se hacían mejor las cosas y no me hicieron caso”, expresó el exdirigente del Sol Azteca.

Aceptó que la decadencia viene desde 2018 y aseguró que antes de entregar la dirigencia se planteó la urgencia de trabajar en la refundación del partido, una tarea que hasta el momento la actual dirigencia no ha emprendido.

Secretario general del PAN reconoce mal trabajo

El secretario general de Acción Nacional en Quintana Roo, Germán González Pavón, aseguró que están en espera de los tiempos para convocar a reuniones entre la militancia a fin de iniciar un minucioso análisis para conocer de fondo las causas de los pobres resultados obtenido por el PAN en esta última elección.

“Los resultados obtenidos por Acción Nacional en las elecciones del 5 de junio fueron consecuencia de la inconformidad ciudadana por la falta de resultados contundentes de la administración estatal, pero también por el apoyo que militantes otorgaron a Morena y no vamos a permitir que militantes del PAN estén operando a favor de otros partidos porque eso desgasta. Haremos una revisión municipio por municipio para saber que personas operaron y tomar acciones”, explicó.

Aseguró que en estas elecciones fueron pocos los que renunciaron a su militancia panista, aunque, peor aun, hubo quienes se quedaron pero estuvieron apoyando a otros partidos desde el interior del PAN.

Insistió en que los resultados obtenidos muestran la inconformidad ciudadana por la falta de contundencia del trabajo realizado por la administración estatal emanada de una coalición PAN-PRD.

“A pesar de haber hecho muchas cosas, sobre todo para enfrentar una pandemia, el resultado quedó mucho a deber y ahora vemos las consecuencias”, manifestó.

*** PIEDRAS EN EL CAMINO ***

  • En 1993, al constituirse la primera alianza entre el PAN y el PRD, estuvieron a punto de gobernar el municipio de Benito Juárez con Eduardo Pacho Sánchez, quien extrañamente “enfermó” días antes de las votaciones, aunque ha sido un secreto a voces que fue amenazado por el entonces partido en el poder, el PRI, para hacerse a un lado de la contienda y que ganara fácilmente Carlos Cardín Pérez.
  • En 1999, el PRD junto con el PT y Convergencia postularon a Gastón Alegre López como su candidato a la gubernatura y aunque afirma haber ganado, el triunfo fue para Joaquín Hendricks por parte del PRI.
  • En el 2005 Addy Joaquín Coldwell encabezó la candidatura para la gubernatura por el PAN y el partido Convergencia con la alianza “Todos Somos Quintana Roo”, en donde obtuvo el 22% de los votos, quedando en tercer lugar.
  • En ese mismo año iba a competir por el PRD Juan Ignacio García Zalvidea para la gubernatura del estado, pero problemas legales por su paso por la presidencia municipal de Benito Juárez le impidieron postularse, debido a que fue encarcelado por el delito de peculado.
  • En el 2010 Gregorio Sánchez Martínez fue inscrito como candidato a gobernador de la alianza Todos por Quintana Roo integrada por el PRD, PT y Convergencia, pero no llegó a las urnas porque fue detenido y sujeto a un proceso penal de índole federal.