Enfrentado a la mayor crisis de su historia, pasó en Quintana Roo de ser ejemplo nacional de poder y hegemonía a casi perder su registro, vendido y olvidado por muchos que se hicieron de cargos y fortuna bajo su auspicio y hoy han cambiado de bando

SALVADOR CANTO

La magnitud de la crisis que enfrenta el sistema político mexicano tiene una de sus manifestaciones más claras en el estrepitoso derrumbe sufrido por el Partido Revolucionario Institucional (PRI) en Quintana Roo, que en tan sólo seis años perdió la hegemonía que mantuvo por décadas, a grado tal que en el actual proceso electoral —que concluirá oficialmente el 25 de septiembre, con la toma de protesta de Mara Lezama como gobernadora del estado— estuvo al borde de la desaparición, al obtener apenas dos puntos porcentuales arriba del mínimo que exige la ley para mantener su registro como partido político.

Sin embargo, el declive que padece en la entidad el otrora omnipotente instituto político procede de más arriba, es decir, se agravó a nivel federal con la derrota de José Antonio Meade Kuribreña en la contienda presidencial de 2018, producto del mal gobierno que desempeñó Enrique Peña Nieto.

Al perder la Presidencia de la República el PRI quedó en la orfandad, porque perdió también su principal elemento aglutinador, cuya autoridad política le permitía ejercer una función arbitral que mantenía la cohesión interna cuando conflictos y discrepancias amenazaban su unidad.

Por ello hoy el PRI, dirigido a nivel nacional por Alejandro Moreno Cárdenas, vive su peor etapa política no sólo por su evidente reducción electoral, sino porque perdieron los ideales que le dieron origen y porque tienen una urgente necesidad de democratización interna.

De hecho, existe una lucha por el poder interior que los ha llevado a romper y a realizar nuevas alianzas y en donde las amistades de antaño ya no son importantes, se han transgredido los códigos tradicionales, dejando atrás ese PRI que cuidaba los tiempos, que decía que la forma era fondo.

Es decir, la desesperación ha llevado a sus dirigentes a tomar decisiones apresuradas y concentrarlas en sí mismos. 

El derrumbe tricolor en Quintana Roo se aceleró en el 2016, al perder la gubernatura que había mantenido desde su fundación como Estado Libre y Soberano.

Hoy en Quintana Roo el PRI ha caído hasta el fondo, se quedó sin estructuras e incluso sin recursos, por lo que para  el presidente del Comité Directivo Estatal en Quintana Roo, Pedro Flota Alcocer, describir lo que pasa con el partido en la entidad conlleva a muchas razones, pero también a especulaciones que están en el aire.

“Aquí podemos enumerar  el tema de los malos gobiernos, de los funcionarios que han sido acusados de hechos de corrupción; se puede apuntar también que nos alejamos en algún momento de los intereses de la sociedad, así como el hecho de que un gobierno federal que ha estado golpeando incesantemente al partido ha propiciado también este debilitamiento y entonces, al decir todo esto, se puede entender que hay un serio problema”, explicó a El Despertador de Quintana Roo.

Por ello, adelantó que dos semanas estarán convocando a reuniones en donde si bien lanzarán una invitación a toda la militancia que quiera participar, especificó que va dirigida de manera particular a quienes tengan algo que decir o aportar, “pues el producto que esperamos obtener de estas reuniones es algo serio, saber qué fue lo que pasó, las razones que expliquen esto y por supuesto, tender estrategias para recuperarnos”.

Flota Alcocer no dejó de reprochar a quienes incluso sin renunciar al PRI lo han traicionado, operando desde adentro y lastimando todavía más al instituto político.

Y es que las traiciones han sido otro factor determinante en la debacle del PRI, cuya estructura completa les ha sido literalmente robada, como objeto de compraventa: seccionales, jefes de manzana, operadores y activistas, todos empalmados hoy en las estructuras de Morena y del Partido Verde y que representaron el voto efectivo de la coalición “Juntos Hacemos Historia” el pasado 5 de junio, esos sufragios que un día fueron el voto duro del PRI y que ahora se volcaron a favor de sus contrincantes.

Reconocer los errores cometidos, el primer paso

Pedro Flota Alcocer, quien actualmente dirige los destinos del PRI en Quintana Roo tras la salida de Elda Candelaria Ayuso Achach en marzo pasado —para enfocarse “en la construcción de la agenda legislativa y hacer campañas exitosas en los 15 distritos electorales del estado”, como justificó en su carta de renuncia—, dijo a El Despertador de Quintana Roo que para que el tricolor pueda avanzar “tenemos que reconocer los errores”.

Añadió que “desde luego que es necesario hacer una transformación profunda en el partido, pero una transformación que no solamente se refiera al cambio de dirigencias, porque si solamente cambiamos dirigencia pero mantenemos los mismos esquemas de participación, de selección de candidatos, de integración y acercamiento con la comunidad, de desarrollo y estrategias de campaña, pues entonces no vamos a salir del problema”.

Aceptó que lo que el PRI necesita es un cambio de modos, de formas de hacer las cosas y adelantó que en dos semanas estarán convocando a reuniones con las estructuras para entrar a un profundo análisis de lo que está pasando con el PRI.

“Haremos una invitación a toda la militancia que quiera participar, pero por supuesto, esto va dirigido de manera particular a quienes han sido dirigentes de partidos, candidatos, legisladores o funcionarios públicos y que tengan algo que decir, algo que aportar, pues lo que nosotros queremos es que esto sea un proceso ordenado, que tenga una metodología y que no se vuelva un ejercicio de críticas sin sentido”.

Añadió que “esto no se trata solo de una reestructuración de todos los niveles de dirigencias, sino también un diseño de procedimientos y de objetivos a cumplir no solamente en el sentido de ganar en las elecciones siguientes que vengan, sino las causas sociales y las banderas que el partido deberá de enarbolar en los próximos procesos y en los próximos años”.

En ese contexto, afirmó que la idea es realizar un trabajo, primero, “muy sereno, muy acucioso de análisis, resolver en los órganos de dirección del partido en las asambleas estatales o asambleas nacionales que fueran necesarias, la modificación tanto de estatutos como —y creo que es lo importante— los procedimientos de selección de candidatos para que podamos ser opción, para que seamos un partido que acerque a jóvenes, que permitan la participación de mujeres, de minorías y de la sociedad de manera abierta, libre, civil, de forma tal que podamos volver a ser una opción política válida y atractiva para la sociedad”.

Agregó que “esto, por supuesto que no tiene nada que ver con un proceso que vaya a resolverse en un mes; yo creo que tendrá que ser un proceso que se lleve un tiempo porque naturalmente lo que estoy diciendo tiene que ser en lo local, pero hay que recordar que somos un partido político nacional, en donde además la situación en la que nos encontramos en Quintana Roo se ve reflejada en muchas entidades del país”.

Pedro Flota Alcocer destacó que hoy el PRI tiene que volver a sus orígenes, pero no con las formas de organización de antes, sino conocer que “nuestras causas y las mejores ofertas políticas que el PRI sostuvo fueron en principio la consecución de la paz y tranquilidad en el país, luego la organización de campesinos, de obreros, de clases medias populares a través de esos sectores que compusieron la columna vertebral del PRI pero que luego se transformaron en órganos de mediatización y que de pronto se cerraron y ya no fueron canales de participación o de gestión de las necesidades campesinas y obreras, sino que fueron precisamente órganos de control y eso tiene que cambiar; es una de las razones principales por las que la gente se alejó, porque dejamos de ser un partido al que podían recurrir para gestionar sus necesidades y de pronto nos convertimos casi casi en órganos de gobierno y eso no puede ser”.

Finalmente, en torno a la salida de algunas personalidades del PRI, remarcó que “aquí hay algo todavía peor, están quienes tomaron una decisión que además es su derecho de terminar su militancia en un partido y hacerlo oficial, notificar y cambiarse de color político y pues bueno,  allá ellos y ojalá les vaya bien.  Pero lo peor es aquellos que no lo han hecho (renunciado) y sí han traicionado, que han operado desde adentro, lastimando todavía más al instituto político, porque obviamente uno confía en que cuentas con ese militante y resulta que finalmente está desarrollando trabajos para otros candidatos y partidos y como ejemplo claro está el de quien fue candidata a diputada del Distrito 7, Gladys Burgos”.

Como se recordará, el pasado 23 de mayo, Burgos, en rueda de prensa conjunta con dos abanderados del MAS, anunció que se sumaba al proyecto de Laura Fernández, candidata a gobernadora de la coalición “Va Por Quintana Roo”, con el argumento de que “lo mejor es apostar por el voto útil en favor de quien tiene la posibilidad real de ganar”, una apuesta que resultó errada, dado el amplio margen de votos con el que la morenista Mara Lezama despegó de sus contendientes.

“Alito” se aferra al cargo y agrava crisis del PRI

Alejandro Moreno Cárdenas, presidente del Comité Ejecutivo Nacional (CEN) del PRI, se ha convertido en uno de los mayores problemas para el instituto político en este momento crucial, pues no solo se niega a reconocer su pésima gestión, producto de malas decisiones y alianzas que solo hundieron más al tricolor, sino que también se ha enfrascado en una confrontación con militantes y exdirigentes que le exigen su renuncia.

De hecho, hace una semana sostuvo una reunión privada con exlíderes nacionales y a pesar de que acordaron tener un segundo encuentro para tomar decisiones en torno al PRI, ahora Moreno se echó para atrás y les pidió esperar al Consejo Político Nacional.

En sus redes sociales les espetó: “en la próxima sesión de consejo —en el apartado de ‘asuntos generales’— pueden expresar lo que a sus intereses convenga”.

Y es que, a través de una carta que difundieron en medios informativos, los exlíderes priistas solicitaron una nueva reunión para analizar temas que quedaron pendientes en el encuentro del 14 de junio y que le permitirán al PRI establecer una ruta de acciones y los medios para su cumplimiento.

“Toda vez que nuestro encuentro derivó en una serie de asuntos pendientes que es importante atender a la brevedad, dado que cobran relevancia en el clima político presente de nuestra organización, como la renovación incluyente de distintos órganos de dirección política deliberativa y ejecutiva del Partido y la convocatoria para la renovación oportuna de la dirigencia nacional, le dirigimos esta comunicación con el fin de sostener una nueva reunión de seguimiento”, dice el documento.

Señalaron que es necesario fortalecer el partido con inclusión, pluralidad y propuestas, ante los procesos locales de 2023 y los procesos electorales federal de 2024.

El documento difundido el miércoles 23 de junio está firmado por los exdirigentes priistas Claudia Ruiz Massieu Salinas, Carolina Monroy del Mazo, Manlio Fabio Beltrones, César Camacho Quiroz, Pedro Joaquín Coldwell, Beatriz Paredes, Roberto Madrazo, Dulce María Sauri, Humberto Roque Villanueva y el coordinador del PRI en el Senado, Miguel Ángel Osorio Chong.

De hecho éste último, ante la negativa del actual dirigente, remarcó que “Alito” faltó a su palabra porque se comprometió a tener una próxima reunión “lo antes posible”. “Como siempre incumple lo que promete. No es la primera vez. Esta salida de ir al Consejo Político Nacional… para lo que le conviene es el dirigente y para lo que no, te pone de frente al Consejo Político. No es ahí donde se tienen que tomar decisiones tan importantes”, reprochó.

Señaló que se seguirá solicitando a Alejandro Moreno que se vaya del partido, que se abra la convocatoria para una nueva dirigencia y pidió al PAN y PRD “no hacer acuerdos con quien no deben”.

Cabe decir que la gestión de Alejandro Moreno termina el 19 de agosto del próximo año, por lo tanto, afirmó Osorio Chong, no tiene capacidad para tomar decisiones sobre las alianzas para los procesos del 2024.

Crisis en Quintana Roo, por malas decisiones

Miembros activos del PRI, gente que a pesar de la crisis continúa firme con base en sus ideales, reconocen que el desastre que enfrenta el Partido Revolucionario Institucional no solo en Quintana Roo, sino en todo el país, es producto de las malas administraciones y decisiones que han tomado los gobernantes y quienes han tenido la oportunidad de dirigir al tricolor en los últimos años, porque jamás escucharon a la militancia y tampoco supieron defender los ideales de un instituto que fue fundamental para el desarrollo político del país.

Uno de los priistas que expresaron su disgusto por lo que sucede y afirma que “tenemos que dar la cara y levantar al partido”, es Enrique Alcocer Rodríguez, quien admitió que los resultados obtenidos por el partido en el pasado proceso electoral, no solo en Quintana Roo, sino en las demás entidades del país en donde también hubo votaciones, “son más que lamentables”.

Consideró que “hay que tener un poquito de congruencia dada la ideología y los estatutos marcados de manera muy clara adentro del partido que entre otras cosas señala que quien no dé resultados se tiene que ir, no sin antes ser sometidos a una auditoría en términos de trabajo”.

Lamentó que en Quintana Roo casi se pierde el registro y afirmó que esto es producto del mal trabajo que han hecho los dirigentes que han privilegiado los intereses personales y de grupos, y no los generales de la base militante.

“Hay que reconocer que el PRI, en el caso particular de Quintana Roo, lamentablemente desde hace 12 años dejó de darle su lugar a la gente, de respetarla e incluirla y por el contrario, los cuadros dirigentes del partido y los que tuvieron la oportunidad de administrar el estado, es decir, de ser gobernantes, se dedicaron a construir alianzas de índole personal y la verdad es que la alianza con el Partido Verde, que se le dijo hasta a los gobernantes y a la dirigencia en su momento que iba terminar muy mal y aquí están los resultados”.

El camino al despeñadero

El encarcelamiento de Roberto Borge Angulo al terminar su gestión como gobernador de Quintana Roo y su posterior expulsión del PRI fue un momento crucial, en el que se comenzó a tender la tumba del tricolor ante el electorado, pues a raíz de ello provino una cascada de renuncias de militantes que esperaban ser tomados en cuenta para la renovación del partido.

La desbandada ya había iniciado tras la salida de Carlos Joaquín González, actual gobernador que compitió por el PAN y PRD, luego de que en el PRI le negaran la oportunidad y nombraran a Mauricio Góngora Escalante como candidato a la gubernatura, y en marzo del 2016 alrededor de tres mil priistas, encabezados por el hoy flamante regidor “independiente” con camiseta de Movimiento Ciudadano Jesús Pool, anunciaron su renuncia al partido para sumarse al proyecto de Carlos Joaquín.

En el 2015, en pleno arranque del proceso electoral estatal, Mario Castro Basto, quien fungía como dirigente municipal del PRI en Benito Juárez desde el 2013, anunció su salida del cargo argumentando problemas personales, pero la realidad era que no se sentía cómodo al no haber sido respaldado por el partido en muchas decisiones que había tomado, según dijo a sus allegados en aquel momento.

Y aunque se mantuvo dentro del instituto político, Castro Basto no se guardó de dar a conocer públicamente sus diferencias con las sucesivas dirigencias, como en vísperas del proceso del 2021, cuando ventiló que el PRI le negó la posibilidad de encabezar la candidatura por Benito Juárez y consideraba entregársela a José Luis “el Pelón” González Mendoza, a pesar de que este lo había abandonado para dirigir el partido Movimiento Auténtico Social (MAS). Cabe señalar que el descontento interno por esa revelación frustró la intención de la dirigencia estatal, que finalmente nombró como su candidato a Jorge Rodríguez Méndez y González Mendoza terminó arrimándose a Morena, donde fue un activo promotor del voto a favor de Mara Lezama en el actual proceso electoral.

En mayo del 2020, el dirigente de la otrora poderosa Confederación Revolucionaria de Obreros y Campesinos (CROC), Mario Machuca Sánchez, dio a conocer públicamente su renuncia con carácter de irrevocable al PRI, después de 37 años como militante, a lo largo de los cuales llegó a ser candidato a la presidencia municipal de Benito Juárez y secretario general del partido en la entidad.

Otra dimisión importante, por dar ejemplo de la descomposición interna del partido a sus mas altos niveles, se dio en pleno proceso electoral interno 2022, cuando Rubén Treviño Ávila presentó su renuncia como dirigente municipal en Benito Juárez y al mismo PRI, argumentando que “actualmente no existen las condiciones para continuar” (…) “No es nada contra la dirigencia estatal ni el equipo, simplemente las decisiones cupulares no ayudan a que continuemos y hemos tomado la decisión de apartarnos del cargo, de no participar en la dirigencia en la próxima elección”, dijo.

A las pocas semanas fue nombrado candidato a diputado del Distrito 4 por la coalición “Va por Quintana Roo” integrada por el PAN, PRD y Confianza y terminó derrotado en las urnas.

En marzo del 2022, en pleno arranque del proceso electoral, quien fungía como dirigente estatal del PRI, Candelaria Ayuso Achach, renunció a su cargo a través de una carta dirigida al Comité Ejecutivo Nacional, afirmando que se dedicaría a la campaña electoral de los candidatos a las diputaciones locales y a la construcción de la agenda legislativa. De paso, terminó registrada en el primer puesto de la lista de candidaturas plurinominales, lo que le permitió ser la única integrante del partido que obtuvo un espacio dentro de la próxima legislatura estatal.

Exgobernadores dieron la espalda al PRI

Jesús Martínez Ross y Mario Villanueva Madrid, en plena crisis del PRI y justo cuando más se necesitaba del apoyo de quienes llegaron al poder gracias a dicho partido político, le dieron la espalda públicamente.

Durante el arranque del proceso electoral, el primer gobernador de Quintana Roo, Jesús Martínez Ross, confirmó su apoyo a Mara Lezama y al Partido Verde junto con el también exmandatario Mario Villanueva Madrid, mediante un video difundido por este en sus redes sociales, en donde lanzaron un mensaje a favor del Partido Verde y la entonces candidata a gobernadora  Mara Lezama.

Es decir, le dieron la espalda al PRI y a su candidata, Leslie Hendricks Rubio, hija del exgobernador Joaquín Hendricks Díaz. Villanueva Madrid justificó que su decisión era “por el equilibrio en el desarrollo”, en especial “el desarrollo del sur del estado” y Martínez Ross selló su compromiso con la frase “Ni un paso atrás”.

Aunque fue el pronunciamiento de Villanueva y Martínez Ross el que generó gran revuelo por haberse hecho de manera pública y viralizado a través de las redes sociales, es de mencionarse que en general todos los exgobernantes quintanarroenses, quienes han ascendido al poder gracias al PRI —excepto el actual en funciones—, se han olvidado de su alma máter y la han hecho de lado para mirar hacia otros partidos, excepto Félix González Canto, quien al menos mediáticamente apoyó al tricolor, aunque también trascendieron en los corrillos políticos sus presuntos acercamientos tras bambalinas, por igual, con los equipos de Laura Fernández y Mara Lezama. Peor papel jugó Joaquín Hendricks Díaz, cuya propia hija fue impuesta como candidata, pero no contó con los recursos necesarios ni los apoyos internos que le permitieran meterse a la competición.

Mucho más larga es la lista de los expresidentes municipales, exsenadores, exdiputados federales, exdiputados locales, exregidores, exsecretarios de gabinete, todos formados a la sombra del tricolor que hoy han buscado acomodo por mera conveniencia en Morena, que paulatinamente se transforma en el nuevo PRI.

*****

La caída del PRI

  • Por primera vez en su historia huérfano de un Presidente de la República emanado de sus filas, sin gobernadores que suplan la ausencia del mandatario federal, porque sólo le quedan dos y con sectores que mueren de inanición, el Partido Revolucionario Institucional (PRI) afronta su quinta crisis en los últimos 22 años, aferrado, irónicamente, a quien fuera su acérrimo adversario durante 87 años: el PAN.
  • Los comicios del pasado domingo 6 de junio mostraron que en seis años el PRI perdió dos millones 116 mil 803 votos en los estados de Aguascalientes, Durango, Hidalgo, Oaxaca, Quintana Roo y Tamaulipas, lo cual significa que tres de cada cinco votantes de esas seis entidades donde se renovaron gobernadores dejaron de respaldarlo, aunque en algunos casos, como Aguascalientes, Tamaulipas y Quintana Roo, la pérdida de simpatizantes superó el 80 por ciento.
  • Quintana Roo es el caso con la mayor caída electoral del PRI a nivel estatal, pues en este 2022 obtuvo sólo 14 mil 758 mil votos, que comparados con los 120 mil 84 que obtuvo en 2016, año en que perdió por primera vez esa gubernatura, se observa que perdió 105 mil 326 votos, equivalentes al 87.7% de quienes apostaban por sus gobiernos.
  • En esta entidad se registró un fenómeno de diferenciación de voto, porque mientras sólo votaron 14 mil 758 personas por su candidata a la gubernatura, para la elección de diputados tuvo el respaldo de 24 mil 424 quintanarroenses, lo que le permitió mantener su registro estatal, aunque ni así le alcanzó para ganar una sola diputación de mayoría relativa.