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WASHINGTON.- Aunque muchos planetas del sistema solar muestran evidentes cicatrices de impactos, Venus es la excepción. A pesar de contar con más de 1,000 cráteres, ninguno es de gran tamaño, lo que ha desconcertado a los científicos durante años. Sin embargo, un nuevo estudio ha revelado una posible explicación para este misterio: Venus sí tiene cráteres gigantes, pero sus huellas son sutiles y difíciles de detectar.

Investigadores internacionales utilizaron radar para estudiar una región antigua de Venus llamada Haastte-baad Tessera (HTRC), conocida por sus marcas en forma de círculos concéntricos. Tras varios análisis, encontraron evidencia de al menos dos eventos de impacto consecutivos que dejaron una serie de anillos en la superficie, pero sin el típico cráter profundo.

Se cree que estos impactos ocurrieron durante los primeros años de formación del planeta, cuando Venus estaba aún en su etapa primitiva. El primero de los meteoritos, de unos 35 kilómetros de ancho, habría generado un gran océano de lava. El segundo impacto sobre esa superficie de roca fundida podría haber ocultado el cráter, dejando solo marcas superficiales.

Este hallazgo es importante porque demuestra que no todos los cráteres de impacto tienen la misma apariencia. La interacción entre los meteoritos y las características geológicas de Venus parece haber suavizado las huellas, lo que dificulta la identificación de estos cráteres gigantes. A pesar de este avance, Venus sigue siendo un planeta lleno de misterios, en especial por su falta de agua y las extremas temperaturas causadas por el efecto invernadero.