Pocas horas antes, el secretario Guajardo echaba las campanas al vuelo por el “inminente acuerdo”; amenazas de Trump por aranceles a autos meten freno a las negociaciones

AGENCIAS

WASHINGTON.- El suspenso sobre un inminente acuerdo entre México y Estados Unidos en las negociaciones del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) se prolongó tras la conclusión de las negociaciones ministeriales el miércoles.

Antes de entrar a la reunión con sus contrapartes en esta ciudad, el secretario de Economía, Ildefonso Guajardo, se mostró optimista de que “en un par de horas o días” estaría resuelto e incluso se podía anunciar un acuerdo de principios.

Sin embargo, tras más de cinco horas de reunión, Guajardo y el secretario de Relaciones Exteriores, Luis Videgaray, salieron de las oficinas del representante comercial de Estados Unidos, Robert Lighthizer, sin hacer ninguna declaración. Sólo anunciaron que el jueves continuarían los encuentros, en los cuales no participará Jesús Seade, representante del equipo de Andrés Manuel López Obrador. En este contexto, será hasta la próxima semana cuando la negociación del Tratado podría cerrar, dijeron fuentes cercanas.

Al parecer, los planes del presidente estadounidense, Donald Trump, de castigar a las compañías automotrices que producen vehículos fuera de Estados Unidos y los venden a los estadounidenses están obstaculizando los esfuerzos de su gobierno para cerrar el acuerdo.

Entre los puntos conflictivos que surgieron durante las conversaciones de esta semana está una propuesta del gobierno de aumentar los aranceles a los autos importados de México que no cumplan con nuevas y estrictas normas de contenido, según cinco personas con conocimiento de las tratativas.

Aun cuando EEUU y México en gran medida han completado un acuerdo sobre las nuevas normas de origen para los autos, la administración de Trump viene presionando para que los autos que no cumplan con ese umbral estén sujetos a un arancel de 20% a 25%, según las personas con conocimiento de las conversaciones.

Eso constituiría un salto importante respecto del arancel de 2.5% que cobra Estados Unidos actualmente conforme a las normas de la Organización Mundial del Comercio.